La sentencia del caso Roe v. Wade ha sido revocada. Hemos esperado décadas para ver esas palabras publicadas. Cuando algo tan monumental y largamente buscado llega a buen puerto, puede ser difícil de entender. Conocemos los hechos: la sentencia de la Corte Suprema en el caso Dobbs revocó Roe. Pero ¿cómo podemos entender lo que nos ha llevado a este momento? ¿Qué debemos hacer ahora?
Al tratar de empezar a responder a esas preguntas, vienen a mi mente las palabras del Salmo 126. Es un salmo de celebración, que reflexiona brevemente sobre un tiempo en el que «el Señor cambió la suerte de Sión» (v.1 DHH) al liberar a Su pueblo del cautiverio, nos ofrece una guía mientras celebramos otro tipo de liberación.
Cuenta una historia mejor
El salmista escribe que el pueblo de Dios era «como los que sueñan» (v. 1). También nosotros podemos encontrar nuestra situación surrealista. Es posible que hayamos pasado años esperando la anulación de Roe y que, a pesar de ello, seamos incapaces de asimilar el hecho de que sucedió. Tenemos que tomarnos un tiempo para asimilar que el sueño se ha hecho realidad. Entonces, seamos como los israelitas, con nuestras bocas «llenas de risa» y nuestras lenguas con «gritos de alegría» (Sal 126:2). ¡Este es un momento para celebrar! Recuerda las oraciones que has orado, las horas que has pasado como voluntario, las cartas escritas a funcionarios elegidos. Recuerda a los hermanos y hermanas en Cristo con los que has trabajado. Haz una pausa y tómate tiempo para experimentar el gozo de lo que ha ocurrido hoy.
Al hacerlo, es probable que una historia comience a tomar forma en tu mente. Cuando intentamos dar sentido a los momentos históricos, nuestra mente tiende a ordenar los hechos que conocemos en una narrativa que nos ayude a entender.
Algunos contarán la historia de la revocación de Roe como una historia de nueve jueces y su voto. Otros contarán la historia en la que se da voz a los que no tienen voz y se defiende a los indefensos. También habrá los que contarán la historia de la estrategia política y el voto evangélico. Otros más contarán la historia del triunfo del bien sobre el mal, de la corrección de un error. Además estarán los que contarán la historia de un objetivo cumplido y el amanecer de una nueva era. Todas estas historias nos ayudan a entender aspectos de lo que ha sucedido. Pero no dejemos de lado la verdad de que, en última instancia, la historia de la revocación de Roe v. Wade es una historia sobre Dios.
El punto de la historia
El salmista cuenta así la historia de liberación de los israelitas:
Entonces dijeron entre las naciones:
«Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos».
Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros;
Estamos alegres (Sal 126:2-3).
Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos. En la situación de los israelitas, otras naciones contemplaron su liberación y proclamaron que era obra del Señor. Podemos considerar improbable una respuesta así en nuestra época. Pero el Señor ya ha hecho una obra improbable al derogar Roe. Quizás incluso la derogación de Roe no sea lo más grande que haga el Señor este año. Tal vez utilice esta respuesta a la oración para hacer que las personas que están fuera del reino cuenten su historia de liberación. Tal vez —¿nos atrevemos a esperar?— el fin de Roe sea la ocasión de un despertar espiritual. Si fue así en Israel, podría serlo para nosotros hoy.
Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros. El salmista afirma la historia que cuentan otras naciones, pero no añade los detalles de la liberación de Israel. Quizás más información solo nos distraería del punto principal. En lugar de explicar lo que ha sucedido, el salmista enfatiza quién lo ha logrado repitiendo lo que ya se ha dicho: Dios ha hecho esto.
La derogación de Roe también es una historia sobre Dios. Él ha escuchado nuestras oraciones y Él ha utilizado nuestros esfuerzos, y ha hecho una gran obra. Ese es el punto principal de la historia.
Pero eso no quiere decir que los detalles no importen. Por supuesto, damos gracias porque Dios actúa a través de diversos medios y consideramos con razón lo que podemos aprender de las circunstancias del caso Dobbs. Hacemos bien en analizar los matices del fallo y la forma en que votaron los jueces. Debemos considerar cómo hemos llegado a este punto y las implicaciones para el futuro del movimiento provida. Podemos explorar lo que la anulación de Roe logró y no logró. Todas estas son actividades que merecen la pena mientras seguimos usando todos los medios que Dios nos ha dado para defender la vida.
Convierte la historia en alabanza
Mientras contamos la historia de cómo votaron nueve jueces, alabemos a Dios porque «como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place» (Pr 21:1).
Mientras contamos la historia de dar voz a los que no tienen voz y defender a los indefensos, alabemos a Dios porque «El Señor hace justicia, y juicios a favor de todos los oprimidos» (Sal 103:6).
Mientras contamos la historia de la estrategia política y los votantes en las urnas, alabemos a Dios «porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas» (Ro 13:1).
Mientras contamos la historia del triunfo del bien sobre el mal, alabemos a Dios porque «El Señor es justo; Ha cortado las ataduras de los impíos» (Sal 129:4).
Mientras contamos la historia de un objetivo cumplido y el amanecer de un nuevo día, alabemos a Dios porque un día «enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte» y el Señor dirá «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21:4-5).
El caso Roe v. Wade ha sido anulado. El Señor ha respondido a nuestras oraciones. Ha consolidado el trabajo de nuestras manos y ha hecho fructificar nuestras labores. Ahora podemos declarar con el salmista que «los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo» (Sal 126:5).
Mañana todavía habrá trabajo que hacer. Pero hoy proclamemos que el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros. Gocémonos y alegrémonos.
Winfree Brisley