SAM MASTERS • PLINIO OROZCO • JAIRO SUÁREZ
El seminario es un ayudante fiel
Samuel Masters (Argentina) nos comparte:
A esta pregunta, como rector de un seminario, mi primera reacción es responder «¡Sí, por supuesto!». Sin embargo, para ser fiel a la verdad, debo reconocer que esto no es tan sencillo.
Antes que nada, quiero mencionar algunas de las ventajas de estudiar en un seminario. La tarea del pastor es ministrar la Palabra de Dios al rebaño. Por lo tanto, debe manejar las escrituras con gran pericia. Así que en primer lugar, estudiar en un seminario reformado con un plan de estudio clásico permite el desarrollo de esta capacidad. No solo permite adquirir conocimientos detallados sino también algo que puede ser de más importancia: una visión global e integrada de la teología en todos sus loci theologici (término del latín usado por Melancthon para referirse a las principales categorías teológicas).
Segundo, el seminario acelera el proceso de capacitación. Aunque un plan de estudio de tres o cuatro años parece larguísimo, el avance logrado puede ahorrar muchos años de estudio por cuenta propia. Tercero, ayuda a establecer la disciplina y el ritmo de estudio necesario para toda una vida de ministerio.
Sin embargo, debe entenderse que el estudio en un seminario no es suficiente. El seminario puede producir académicos por cuenta propia, pero solo la iglesia puede formar pastores. Por lo tanto, el seminario nunca puede ser más que un apoyo a la tarea de la iglesia. Solamente la iglesia puede fomentar la formación de carácter y aportar la experiencia práctica necesaria para producir pastores maduros. La iglesia, incluso, puede proveer la capacitación teológica necesaria por su propia cuenta.
La ventaja del seminario yace en su capacidad de especialización. La iglesia, sin embargo, no debe entregar sus candidatos para el ministerio al seminario y desentenderse del proceso. La iglesia sigue siendo responsable por cada dimensión de la capacitación para el ministerio de sus futuros ministros, incluyendo la teológica. Pero en el seminario puede encontrar un ayudante fiel.
El seminario nos capacita para la enseñanza
Plinio Orozco (Venezuela) nos comparte:
Pablo le dijo a Timoteo: «En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente: Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción» (2 Ti 4:1-2). También le enfatizó a Timoteo que él debe ser un hombre que traza correctamente la Palabra de Dios (2:15). Sin duda, predicar la Palabra fielmente no es algo opcional, es un deber.
El pastor debe estudiar su Biblia para lograr ese objetivo. Allí es donde el seminario juega un papel importante, porque provee las herramientas que el pastor necesita para entender mejor la Palabra y así predicarla fielmente. De esto se va a beneficiar su propia alma y el alma de las personas a quienes pastorea. En este sentido, el seminario te equipa para servir mejor a la iglesia en donde el Señor te ha puesto a pastorear. No es un secreto que necesitamos a hombres en los púlpitos que prediquen con fidelidad la Biblia. Uno de los desastres más grandes que la iglesia enfrenta hoy es la realidad de que hay pastores que no conocen sus biblias, no saben predicarla, y esto afecta a congregaciones.
El seminario nos provee un entrenamiento para predicar correctamente. Esta capacitación es algo que buscamos de diversas formas, pues hay personas que tienen cierta alergia a los seminarios. Constantemente estamos estudiando la Palabra de Dios con asistencia, cuando leemos algún comentario bíblico o vemos una predicación en Internet. Sin embargo, lo que hace el seminario es que enseña de una manera asistida a través de hombres fieles, que conocen las Escrituras, que nos entrenan para que podamos tener una teología firme y un mayor compromiso con la Palabra. Sin duda, esto beneficiará a las ovejas.
El trabajo del pastor requiere estudiar
Jairo Suarez (Colombia) nos comparte:
La pregunta se puede entender por lo menos de dos maneras. Por un lado, se puede estar preguntando: ¿Es mandatorio e indispensable para un pastor estudiar en un seminario? Si ese es el matiz que adquiere esta pregunta, mi respuesta es no. El seminario no es un requisito para el ministerio pastoral ni hace a un hombre pastor. El pastorado es un llamado vocacional y sus requisitos están descritos en la Escritura en 1 Timoteo 3 y Tito 1.
Dicho esto, la pregunta también puede tener este matiz: ¿Es bueno y deseable que un pastor busque la educación teológica formal? En ese caso, mi respuesta es sí. Un pastor es un teólogo, un maestro, un exégeta; un intérprete de las Escrituras. Quiera o no reconocerlo, su trabajo está estrechamente vinculado a estas labores de estudio. Por lo tanto, le sería muy importante adquirir mejores conocimientos, prácticas y herramientas para el mejor desarrollo de su ministerio pastoral.
Los seminarios proveen precisamente esta ayuda a la iglesia y los pastores deberíamos procurar tener, de ser posible, dicha ayuda. Sigamos orando por seminarios que sirvan a la iglesia y por hombres que vayan al seminario para servir con más herramientas al cuerpo de Cristo.