Vale más terminar algo que empezarlo. Vale más la paciencia que el orgullo. —Eclesiastés 7:8
Lo más importante no es necesariamente cómo empezamos algo. El comienzo es importante, pero también lo es el medio y el final. De hecho, ver el proceso de algo, es más importante que simplemente comenzarlo, especialmente cuando es algo que Dios nos ha llamado a hacer.
Algunas personas comienzan con una descarga, pero nunca terminan. Otros comienzan lentamente, pero terminan con fuerza. Independientemente de cómo comencemos, Dios quiere que nos mantengamos fieles en cada paso del camino: al principio, en la mitad y al final. El deseo de Dios es que termines bien.
Dios tiene un buen plan para cada uno de nosotros. Pero es una posibilidad, no un “positivamente.” No sucederá “positivamente” si no cooperamos con Dios. Tenemos un papel que desempeñar para que el plan se haga realidad. Dios no hará nada en nuestras vidas sin nuestra cooperación.
Te desafío a cooperar con Dios todos los días de tu vida para desarrollar tu potencial y ver que Su plan se haga realidad. Todos los días se puede aprender algo nuevo. Todos los días puedes crecer. Cada día puedes estar un poco más avanzado que el día anterior. Así es como conviertes un gran comienzo en un final aún mejor.
Coopera con Dios para desarrollar tus dones, talentos y capacidades al máximo. ¡Sé todo lo que puedas ser para la gloria de Dios!