“El Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación”. Salmo 100:5 (NTV)
Si creciste en un hogar cristiano, es posible que hayas aprendido esta oración de la infancia: “Dios es grande. Dios es bueno. Démosle las gracias por nuestra comida. Amén”. Aunque es simple, esa oración cubre una característica clave de Dios: su bondad.
¿Es realmente cierto que Dios es bueno todo el tiempo? Absolutamente, pero muchas personas no viven como creen. Puede ser difícil creer en la bondad de Dios por muchas razones, especialmente cuando estamos en dolor. Lo olvidamos cuando estamos en conflicto. Creemos que es para todos los demás, excepto para nosotros mismos cuando estamos deprimidos. Y cuando estamos preocupados o estresados, parece que no podemos ver y mucho menos pensar en la bondad de Dios, aunque esté en frente de nosotros.
Entonces, ¿cómo podemos confiar en la bondad de Dios cuando no lo sentimos? Su Palabra nos recuerda su bondad una y otra vez: “El Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación” Salmo 100:5 (NTV).
Enfocarse en la bondad de Dios es muy importante para tu vida porque le da perspectiva en tus días más oscuros, cuando más lo necesitas. Cuando te olvidas de la bondad de Dios, causa todo tipo de dificultades.
Dios quiere darte una vida de confianza, incluso en tus días más difíciles. Él quiere darte seguridad. Él quiere protegerte. Él quiere darte una vida de influencia y abundancia. Él quiere darte una vida llena de generosidad. ¿Quién no quiere eso? ¿Quién no necesita eso?
Cuando crees y entiendes la bondad de Dios, revolucionará tu vida y tus relaciones. ¡No serás el mismo!
Reflexiona sobre esto:
¿Cómo te ha mostrado Dios su bondad? ¿Cómo te ayuda en tu dolor el recordar su provisión pasada?
¿Por qué creer que la bondad de Dios te da confianza?
¿Qué otros versículos de la Palabra de Dios te recuerdan su bondad?