Aquella persona que anda por tierras extrañas y superando dificultades sin nada a que aferrarse, sus posesiones más importantes están empacadas en la maleta que va cargando. Quizá no nos identificamos con ese estilo de vida nómada, aunque hay registros de culturas que vivieron así, y en la actualidad hay personas que persiguen ese estilo de vida y en algunos lugares se conocen como mochileros, lo cierto es que un hijo de Dios, es un peregrino que vive en este mundo multicultural pero no pertenece a él.
En las escrituras encontramos en muchas oportunidades lo corta que es nuestra vida en la tierra pero que nos espera la eternidad con Jesucristo, y es allí donde pertenecemos realmente, por ejemplo: Salmos 119:19 Yo estoy a tu servicio; trátame bien, y cumpliré tus órdenes. Estoy de paso en este mundo; dame a conocer tus mandamientos. ¡Ayúdame a entender tus enseñanzas maravillosas!
1 Pedro 2:11-12 11 Amados hermanos en Cristo, les hablo como si ustedes fueran extranjeros y estuvieran de paso por este mundo. No hagan nada que obedezca a sus malos deseos, pues esos deseos los llevarán a la perdición.12 Pórtense bien cuando estén con gente que no cree en Dios. Así, aunque ahora esa gente hable mal de ustedes, como si fueran unos malvados, luego verá el bien que ustedes hacen, y alabará a Dios el día en que él les pida cuentas a todos.
Job8: 9porque nacimos apenas ayer y no sabemos nada; nuestros días sobre la tierra son tan fugaces como una sombra
salmos 39: 4«SEÑOR, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra.
Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida!
5 La vida que me has dado no es más larga que el ancho de mi mano.
1 Pedro 1:17 Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él durante su estadía aquí como «residentes temporales»
Filipenses 3:20 Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, y esperamos que de allí vuelva nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.
Nuestra maleta es nuestro ser, todo lo que almacenamos en nuestro espíritu, alma y cuerpo, si la llenamos con las riquezas mundanas nuestra visión será muy limitada y viviremos empobrecidos, pero si en cambio guardamos y ponemos por obra los principios bíblicos , seremos prosperados y recompensados. Es fiel quien lo ha prometido. Todo lo que vivimos mientras somos residentes temporales, los momentos de profunda dificultad y dolor y también los de felicidad y satisfacción, a ninguno de los dos debemos aferrarnos, en cambio abrazar a Jesucristo y caminar junto a Él hasta el final.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.