“Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados”. Hechos 20:32 (NVI)
¿Eres un seguidor de Jesús? ¿Lees la Biblia? Si ambas cosas son ciertas para ti, entonces tienes una herencia en camino.
La Biblia dice en Hechos 20:32 “Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados” (NVI).
Una herencia es algo que es legítimamente tuyo, solo por ser parte de una familia. Pero, para disfrutar de los beneficios de esa herencia, tienes que reclamarla.
Imagina que tus padres fueran multimillonarios. Sería una tontería si nunca te tomaras el tiempo de leer su testamento después de su muerte. No obtendrías lo que se te debe por derecho. No te beneficiarías de lo que te pertenece como hijo.
Cuando te conviertes en un seguidor de Jesús, no eres solo un creyente —perteneces. Te conviertes en parte de la familia de Dios. Y todos los privilegios familiares vienen con eso, incluida una herencia espiritual.
Pero aún es posible para ti caminar toda tu vida y no saber qué beneficios están disponibles para ti como hijo de Dios. Elegir vivir de esa manera es triste —y tonto.
Dios quiere que sepas lo que está disponible para ti de Él. Quiere que recibas tu herencia espiritual. Y, para hacer eso, necesitas leer la Biblia.
La Biblia dice en 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (NVI).
La Biblia te ayuda a vivir el propósito de Dios para tu vida. Te prepara a fondo para lo que Dios te ha creado para hacer. Esa es tu herencia espiritual. Aquí hay cuatro cosas que Dios hace a través de las Escrituras para transmitir esa herencia espiritual:
Él te enseña: Dios te muestra el camino que debes seguir.
Él te reprende: Dios te muestra cuando estás fuera del camino.
Él te corrige: Dios te muestra cómo puedes volver al camino.
Él te entrena: Dios te muestra cómo puedes mantenerte en el camino.
Conforme Dios te enseña, reprende, corrige y entrena, estarás equipado para la vida que Él ha planeado para ti. ¡Podrás reclamar y disfrutar tu herencia espiritual!