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El hinduismo es un sistema religioso diverso y complejo que incluye seguidores con una cosmovisión que va desde ateos hasta teístas. No obstante, incluso existen teístas hindúes que —aunque a veces hablan del dios Shiva como el único creador y sustentador del universo— no creen en un Dios trascendente, infinito y eterno que se relaciona con el universo como su creador y sustentador.
¿Qué cree el hinduismo sobre aquellas doctrinas que son esenciales para el cristianismo?
La visión hindú de Dios y la creación
A diferencia del Dios del cristianismo, el hinduismo ve a Dios y al universo como una esencia eterna. La mayoría de los hindúes hablan de un dios eterno, infinito, neutral; la realidad última que todo lo abarca, a quien llaman Brahman. Este dios es descrito como carente de atributos o cualidades personales.
Es bueno tener presente que a nivel práctico, Brahman juega solo un pequeño papel entre los hindúes menos filosóficos. Ellos adoran a Shiva, Vishnu, Krishna y a una multitud de deidades menores. Ellos tienden a atribuir personalidad a algunos de estos dioses. Sin embargo, sus doctrinas les enseñan a verlos como los productos de una fuerza penetrante, eterna e impersonal.
Para resumir: el hinduismo ve a Dios y al universo como una entidad eterna. No habla de Dios como un ser personal distinto del mundo material.
¿A dónde acuden para aprender las reglas y principios por los cuales vivir? ¿Dónde encuentran una fuente autorizada de respuestas a sus preguntas sobre el significado de la vida y el misterio de lo que sucede después de la muerte?
La visión hindú de la literatura sagrada
Cada secta hindú tiene sus propios libros sagrados. Sin embargo, todos ellos veneran una colección de cuatro libros llamados Vedas. Estos libros reflejan el desarrollo del sistema de creencias hindú durante el período comprendido entre 1400 y 500 a. C. Muchos hindúes también ven como sagrada una serie de escritos compuestos en sánscrito durante el siglo I d. C. El hinduismo presenta el concepto de dharma para enseñar la conducta correcta.
El erudito ceilandés (Sri Lanka), Vinoth Ramachandra, explica que el dharma «llegó a entenderse como el principio de armonía cósmica que impregna todas las cosas. Por lo tanto, se convierte en una ideología que abarca todo incluso el comportamiento ritual y moral» (Faiths in Conflict? [¿Creencias en conflicto?], 65).
El enfoque principal del hinduismo no está en ser un sistema ético, sino en un conjunto de reglas rituales extraídas de sus escritos sagrados.
Los hindúes nacen en un grupo social o casta específico en el que permanecen toda su vida. Deben adherirse a los rituales de purificación específicos prescritos para su grupo. Los escritos hindúes proporcionan diferentes estándares morales para cada casta.
Lo que es inmoral para una casta puede estar permitido para otra. Los escritos hindúes fomentan el comportamiento moral por medio de la ley de la retribución (el principio del karma) combinada con la enseñanza de la reencarnación. Si una persona vive una buena vida, su próxima vida será mejor que la anterior. Si una persona no vive bien en esta vida, la próxima será peor. Esta creencia es una fuerza motriz que anima a los hindúes a vivir de acuerdo con sus propios principios.
La visión hindú de la salvación
Los hindúes se ven a sí mismos y a sus dioses como manifestaciones de Brahman, cuya grandeza y carácter impersonal son inexplicables. Se ven a sí mismos como extensiones de Brahman más que como portadores únicos y distintos de su imagen. Ven el tiempo como un ciclo interminable y repetitivo. Por lo tanto, la historia no se desarrolla en una línea de tiempo hacia una meta. En consecuencia, los hindúes no hablan de una salvación personal del pecado o de una expectativa de bienaventuranza eterna consciente.
La salvación para ellos es la liberación de un ciclo interminable de nacimiento, muerte y renacimiento. Viven bajo la ley actual del karma, la doctrina hindú de la retribución. Si haces un mal, lo pagarás; si no pasa en esta vida, sucederá en tu próxima reencarnación. Si eres bueno, reencarnarás en un nivel superior. Si no, en un nivel inferior.
La única manera de escapar de este ciclo sin fin es caminar por el «sendero triple» de (1) obras, que consiste en la observancia cuidadosa de los ritos y ceremonias hindúes; (2) conocimiento, el cual los lleva a la conclusión de que no son entidades reales y personales, sino solo manifestaciones de Brahman, quien es la realidad única; y (3) devoción, que es la adoración ferviente a una de las deidades hindúes, acompañada de relaciones amorosas con familiares, superiores, compañeros de trabajo y amigos.
La meta de cumplir con los requerimientos de este sendero triple es una unión tan perfecta con el Brahman impersonal e indefinible, que resulta en la pérdida de la ilusión de la autoconciencia. Debido a que estos conceptos son difíciles de comprender, por lo general, son los hindúes más versados y de mente filosófica los que hacen un serio esfuerzo por recorrer este triple camino. La mayoría de los hindúes encuentran cierto grado de consuelo en la adoración de su dios, aceptando una eternidad de nacimientos, muertes y renacimientos. Su esperanza es una mejor reencarnación en su próxima vida.
La visión cristiana ante el hinduismo
El cristianismo ve a Dios como un ser conocible y personal. No obstante, la Biblia reconoce que los seres finitos nunca pueden comprenderlo por completo. Las Escrituras registran que el plan de Dios era revelarse a sí mismo, no solo por medio de su Palabra sino también por medio del Mesías prometido en el Antiguo Testamento (Heb 1:1-4).
La gente que permanece en el Antiguo Testamento, como los judíos, todavía está esperando que el Mesías prometido venga y revele al «Dios con nosotros», pero el Nuevo Testamento mantiene que el Mesías prometido ya vino en la persona de Jesucristo.
La Biblia describe a Dios como el Ser supremo que nos habla, no da promesas y nos dice lo que debemos hacer. También nos asegura que si aceptamos Sus caminos, Él nos perdonará, recibirá y salvará de la condenación eterna.