“Ese día, no necesitarán pedirme nada. Les digo la verdad, le pedirán directamente al Padre, y él les concederá la petición, porque piden en mi nombre. No lo han hecho antes. Pidan en mi nombre y recibirán y tendrán alegría en abundancia”. Juan 16: 23-24 (NTV)
Si necesitas que algo en tu vida sea sanado o restaurado, primero debes humillarte y luego admitir que no tienes el control. ¡No puedes hacerlo solo!
Luego pídele ayuda a Dios. ¿Cómo haces eso? “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra” 2 Crónicas 7:14 (NTV).
No estás esperando en Dios. ¡Él siempre te ha estado esperando a ti! Lo que sea que quieres que se restaure en tu vida, debes orar por ello. ¿Le has pedido a Dios ese tipo de ayuda? Él está esperando que le preguntes. Y Él sabe incluso mejor que tú lo que necesitas.
Mucha gente sabe que debe orar por la sanidad de su mente, su cuerpo o su matrimonio. Pero no saben orar.
“Ese día, no necesitarán pedirme nada. Les digo la verdad, le pedirán directamente al Padre, y él les concederá la petición, porque piden en mi nombre. No lo han hecho antes. Pidan en mi nombre y recibirán y tendrán alegría en abundancia” Juan 16: 23-24 (NTV).
Ese versículo te dice cómo orar por sanidad:
Recuerda que Jesús quiere que pidas. Dios quiere que pidas cualquier cosa en oración porque esa es la única forma en que vas a aprender a confiar en Él.
Pide en el nombre de Jesús. En otras palabras, pide con base en lo que hizo Jesús en la cruz. Pagó por todo lo que necesitas. Hay poder en el nombre de Jesús porque lleva todo el peso de la gracia y el amor redentor de Dios.
Continúa orando hasta que Dios te diga que te detengas. No ores una sola vez. Sigue orando, creyendo que el tiempo de Dios es perfecto. Dios es responsable de la respuesta. Tú eres responsable de pedir.
El gozo no proviene de obtener lo que le pides a Dios. El gozo viene al pedir, creer y agradecer a Dios, sin importar cómo responda. El gozo proviene de confiar en que Dios usará tu dolor para hacerte más como Él, sabiendo que algún día serás completamente restaurado con Él en el cielo.
Ora, recordando estas tres cosas. ¡Incluso en tu dolor, Dios te dará más gozo al caminar siguiéndolo de lo que puedas imaginar!