Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor. —Salmos 33:1
La forma en que abordamos cada nuevo día y cada nueva situación marca una gran diferencia. Si decidimos de antemano que no seremos felices ni tendremos paz a menos que obtengamos exactamente lo que queremos, rara vez estaremos en paz.
He escuchado a personas decir cosas como: «Si llueve mañana no voy a ser feliz» o «Si no consigo el trabajo, voy a estar muy molesto.» Cuando tenemos pensamientos como este, nos estamos preparando para ser infelices, perder nuestra paz y alegría incluso antes de que tengamos un problema.
En lugar de prepararnos para estar molestos, podemos prepararnos para estar en paz. Podemos pensar y decir cosas como: “Realmente espero que haga buen tiempo mañana, y espero conseguir este nuevo trabajo. Pero mi alegría proviene de mi relación con Jesús, así que elijo ser feliz y descansar en mi alma sin importar a lo que me enfrente mañana. Ya sea que llueva o haga sol, ya sea que consiga el trabajo o no, ¡elijo el gozo del Señor!”
La forma en que abordamos nuestras vidas marca toda la diferencia en la calidad de vida que podemos tener. Cuando no podamos arreglar la vida, recordemos que podemos arreglar nuestro enfoque hacia ella.
Decide que serás feliz hoy, sea que te salgan las cosas como tú quieres o no.