Cuando vienen las ofensas - Lucas 17:1-0
Estudio Biblico
Debemos levantarnos cada mañana creyendo en un buen día, esperando favor, sabiendo que Dios está dirigiendo nuestros pasos. Al mismo tiempo, debemos ser realistas, sabiendo que es posible que todas las personas no nos traten bien. Si solo va a disfrutar el día si nadie es crítico, grosero o condescendiente, se está preparando para la decepción. Al comienzo del día, debe decidir que, independientemente de lo que alguien diga o haga, no se sentirá ofendido ni amargado. Ya te has decidido a quedarte en paz. Si alguien te decepciona o es frío y desconsiderado, tu actitud es: "No es gran cosa. No puedo controlar lo que hace, pero no dejaré que me controlen a mí. No dejaré que otra persona arruine mi día". "
Jesús dijo: "Ciertamente vendrán tropiezos" (Lucas 17:1). No dijo que podrían venir. No dijo que si eres amable, oras y citas las Escrituras, estarás exento de la gente malhumorada y de la gente que te interrumpe en el tráfico. Dijo que las ofensas ciertamente vendrán. Tendrá oportunidades de enfadarse, de ofenderse y amargarse, de discutir, de tratar de devolverle el favor a la gente. Esa palabra "ofensa" proviene de una palabra griega que significa "cebo", refiriéndose al cebo que se usa para atraer animales a una trampa. Cuando sienta la tentación de sentirse ofendido porque alguien traiciona su confianza o dice algo despectivo sobre usted, reconozca que es el enemigo tratando de engañarlo para que caiga en su trampa, diciendo: "Vamos, enójate, discute con ellos, repréndelos".
La Escritura habla de cómo debemos vestirnos de toda la armadura de Dios. Una parte de esa armadura son los zapatos de la paz. Es interesante que Dios escogió nuestros pies para la paz. Implica que dondequiera que vayamos, vamos a tener que elegir permanecer en paz. Puedes tener puesto tu yelmo de salvación, tu cinturón de verdad, tu escudo de fe, pero si no te pones tus zapatos de paz, si no tomas la decisión de que no vas a dejar que otras personas atraerte al conflicto, entonces, aunque tengas todas las demás armaduras, sin paz no será efectivo. Cada mañana toma la decisión de que nada de lo que venga en tu contra te va a molestar, eso es ponerte los zapatos de la paz. Estás diciendo: "Dios, mi vida está en tus manos. Creo que estás dirigiendo mis pasos. Puede que no todo salga perfecto hoy, pero confío en ti. Sé que estás obrando todas las cosas para mi bien".
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