Devoción VISIBLE. - Mateo 7:24-27
Estudio Biblico
mateo 7 24-27
24 »Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida. 25 Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca. 26 Sin embargo, el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como la persona que construye su casa sobre la arena. 27 Cuando vengan las lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen contra esa casa, se derrumbará con un gran estruendo».
Muchos padres deseamos que nuestros hijos sean hombres y mujeres de fe, con disciplinas de oración y lectura bíblica sólidas en su edad adulta, y es un buen deseo, incluso mejor que cualquier otra cosa material, sin embargo aunque sea paradójico, no son ellos los encargados de consolidar este hábito, es decir, si deben hacerlo pero deben tener un modelo que los inspire a hacerlo, nosotros como padres somos los que debemos trabajar intensamente en modelar lo que queremos que sean en un futuro en este aspecto.
Nos esforzamos como padres para que nuestros hijos se cepillen los dientes y les mandamos a hacerlo incluso cuando son adolescentes y se supone que ya lo deben hacer solos, de la misma forma les insistimos en arreglar su cama, ordenar sus habitaciones y objetos escolares, sus juguetes, les asignamos oficios en casa porque les preparamos para la vida, entonces vemos niños sacando la basura, lavando los platos, limpiando las porcelanas y cocinando cuando ya están grandes, y todo eso esta muy bien, cuando son adultos nos damos cuenta que tienen una sazón muy idéntica a la nuestra, y su estilo para hacer aseo en casa, incluso el gusto musical y deportivo de ellos se parece al nuestro sin que les hayamos dado lecciones para ello, son ahorradores o derrochadores, puntuales o impuntuales, relajados en su presentación o cuidadosos hasta del más mínimo detalle, según seamos nosotros como padres, son patrones de conducta que se han transmitido orgánicamente, es decir no te esforzaste como padre conscientemente por enseñárselas, sencillamente tus hijos te veían SER y HACER, y asumieron que esa es la forma correcta de vivir la vida.
También te observaron en todas tus crisis, enfermedades y conocen tus reacciones, ellos saben si tu mejor amigo y consejero es Jesucristo, o el alcohol, los préstamos, las tarjetas de crédito, tu celular, tu televisor, el cigarrillo, la comida, etc… ellos son los testigos y pueden recordar fácilmente si lees la biblia a diario o solo los domingos, el punto aquí es que nuestra devoción debe ser VISIBLE, es cierto que a Dios le agrada nuestra oración privada y de hecho la recompensa en público, (6 Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.) sin embargo en una que otra ocasión es una bendición para la vida de tu hijo que abra la puerta y te encuentre orando, puede que sea una interrupción molesta para ti, pero es justo lo que tu hijo necesitaba ver de ti; también es necesario que de la manera tan espontánea con la que lees, en cualquier parte de la casa los mensajes, notificaciones, memes, y últimas tendencias en redes sociales, lo puedas hacer con la biblia, y sea un tema de conversación sobre la mesa. Es importante que nuestros hijos nos vean evangelizar, servir en la iglesia y ayudar a los necesitados.
Para cualquier ser humano es molesto que alguien le exija algo que no da, para un adolescente es ofensivo que sus padres lo obliguen a amar a Jesús sin recibir un ejemplo de como hacerlo genuinamente, por ello la deserción en las iglesias en estas edades, para ellos es una farsa la vida espiritual de sus padres, para Dios es tibieza, y es lo mas desagradable que le puedes dar a Dios, querido padre y querida madre, recuerda hacer tus cimientos de fe sobre la roca que es Jesucristo, para que cuando vengan las olas y los vientos difíciles, tu casa ( hogar ) no se destruya.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.
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