A ninguno de nosotros nos gustan los problemas que vienen en nuestra contra o las personas que son injustas. Es fácil desanimarse y perder nuestra pasión. Pero Dios no permitirá una dificultad a menos que tenga un propósito para ello. Puede que no haya enviado el problema, pero sabe cómo usarlo para tu beneficio. Al otro lado de cada problema está la promoción. La dificultad se siente como un contratiempo, pero en realidad es una trampa para que Dios haga algo nuevo en tu vida.
Cuando Dios quiso promover a David de los campos de los pastores al palacio, no abrió una puerta nueva ni envió a un amigo para que lo ayudara. No, Dios le envió un problema: un gigante. David podría haber pensado: "Dios, dijiste que me mostrarías favor, entonces, ¿por qué me enfrento a Goliat?". Pero David entendió que con el problema venía el ascenso al trono. Del otro lado de esa dificultad estaba un nuevo nivel de su destino. Salió y derrotó a Goliat, e instantáneamente su vida cambió. Se abrieron nuevas puertas. Ganó respeto, influencia y favor como nunca antes había visto. Algunos ascensos solo llegan por la adversidad, por puertas cerradas, por cosas que son injustas. No puedes alcanzar tu potencial sin problemas.
Cuando entiendas que en cada problema hay promoción, mantendrás una buena actitud. "Dios, no me gusta este problema, pero sé que Tú tienes el control. Estás ordenando mis pasos. Voy a salir más fuerte, ascendido, mejor que antes". A veces, la promoción significa que has desarrollado una mayor confianza en Dios. Viste Su fidelidad, lo sentiste fortaleciéndote, abriendo camino donde tú no veías camino. Tu fe creció, tus músculos espirituales se fortalecieron y tu carácter se desarrolló. Cada vez que te enfrentas a un desafío, eso es combustible para tu fe. Dios te está preparando para cosas más grandes. La próxima vez que se enfrente a un problema como ese, pensará: "Esto no es gran cosa. Él me ayudó a superar esto en el pasado y me ayudará a superarlo ahora".
Dios dice: "Confía en mí en tus momentos de angustia, para que pueda rescatarte y puedas darme gloria" (Salmo 50:15). Él no dijo: "Confía en mí, y te evitaré problemas". Él dice: "Confía en mí cuando las cosas no tienen sentido, cuando el informe médico no es bueno, cuando un ser querido no lo logra". Dios no te va a dejar en el problema, la angustia o la disfunción. Él te rescatará y cambiará las cosas. Las cadenas que te han retenido se romperán. Estás a punto de ver avances repentinos, curaciones, promociones. Va a ser inusual y poco común. No pudiste hacer que sucediera, pero sabrás que es la mano de Dios.