Estudio Biblico
Nehemías emprende un largo viaje a Jerusalén con el propósito de reconstruir la ciudad y al llegar a la ciudad no lo recibe una alfombra roja ni tampoco con un gran letrero de ¡bienvenido Nehemías! Sino que empezaron a hablar mal de él.
En el instante que decidieron iniciar la obra de reconstrucción dice el vs 19 que Sanbalat y Tobias hicieron escarnio y se burlaron con desprecio.
Esa palabra escarnio significa burlarse de otra persona. Ellos literalmente fueron a la obra y como los vieron tan poquitos se comenzaron a burlar de ellos. Y eso exactamente hace el enemigo con nuestras vidas. Cuando estamos decididos a empezar algo que Dios nos ha mandado a hacer, sentimos las burlas de otros o a veces esas burlas son internas que nos dicen ¿Qué crees que estás haciendo? Pero todo propósito grande de Dios comienza siendo algo pequeño.
¿Cuántos de nosotros frente a la oposición y la crítica abandonamos los sueños que Dios ha colocado en nuestro corazón? Tal vez, tú frente a esta oposición que enfrentó Nehemías hubieras dicho: “bueno, como ustedes pueden ver. Aquí no quieren un muro nuevo. Yo no quiero seguir más con esta visión. Hay mucha oposición. Ya son más de 150 años viviendo acomodados a la ruina, no vale la pena hacer algo. Apague y vámonos”
Sin embargo, Nehemías se paró firme y siguió en los planes que Dios le había dado, antes les responde. 20Yo contesté: El Dios del cielo nos ayudará a tener éxito. Nosotros, sus siervos, comenzaremos a reconstruir esta muralla; pero ustedes no tienen ninguna parte ni derecho legal o reclamo histórico en Jerusalén.
Recuerda: Cuando quieras levantar algo nuevo y diferente prepárate porque te van a criticar.
Para reflexionar: ¿Qué sueños y planes has dejado porque te han criticado?
2:11 Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días,
2:12 me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba.
2:13 Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego.
2:14 Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba.
2:15 Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví.
2:16 Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra.
2:17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.
2:18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
2:19 Pero cuanto lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
2:20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.