Gálatas 3:15-20
Pablo sigue aportándonos argumentos para demostrar la suficiencia de la obra de Cristo y universalidad de la Iglesia. Nos da ahora un argumento basado sobre un pacto incondicional. (vs. 15-18). Si un contrato humano es respetado entre la gente honrada, ¡Cuánto más el pacto que Dios otorgó a Abraham de pura gracia, un pacto por el que Dios se compromete a bendecir a toda la humanidad sin que Abraham tuviera que aportar nada, excepto su fe!
Durante toda su vida, Pablo luchó para que el verdadero evangelio de la gracia prevaleciera. Hoy día no es menos necesario que tengamos muy clara esta verdad, pues seguimos teniendo el mismo problema, seguimos teniendo el mismo rechazo cuando exponemos la gracia de Dios. Vivimos en una sociedad que piensa que puede hacer algo para obtener la gracia divina. Las voces legalistas de los judaizantes de la época se levantaban poniendo dudas sobre la verdad de la promesa recibida por Abraham, voces que querían invalidar la promesa de un salvador, diciendo que esta no era válida desde que la ley se dio a Moisés. “Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa”. (Gal.3:17) Pablo enseña claramente que la ley dada a Moisés no anula la promesa dada a Abraham, sino que esta es superior a la ley otorgada, pero entonces ¿para qué sirve la Ley? Pablo nos responde con un nuevo argumento basado sobre el verdadero uso de la ley, (Gal.3:19-24).
Imagínate una habitación llena de polvo, el polvo está inerte, sobre el suelo, sobre los muebles, sobre cada objeto, toma una escoba y comienza a barrer, inmediatamente veras que el polvo comienza a flotar por el aire, ¿no lo puedes eliminar con una simple escoba verdad? Este es el efecto de la Ley sobre nuestro pecado, una vez que la Ley de la escoba comienza a barrer, el polvo del pecado comienza a mostrarse, a evidenciarse, no podemos eliminar el pecado de nuestra vida con un simple barrido. La Ley solo revela que hay pecado en nuestra vida, lo pone de manifiesto. “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. (Rom.3:20)
Es gracias a la Ley que podemos ver el gran valor de la Gracia de Dios, es la que nos lleva a los pies de la Cruz, donde hemos de poner nuestra fe nada más, donde depositamos nuestro pecado, pero para ello hay que reconocer nuestro pecado y la ley se encarga de ello (Rom.5:12-21). “Es por Fe, para que sea por Gracia” (Rom.4:16)