Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. —Salmos 31:24
Hace algún tiempo sentí que el Señor me decía estas palabras: “Ora por todo y no temas a nada.” Durante las dos semanas siguientes, me mostró diferentes cosas sobre la oración frente a el miedo. Muchas de ellas se ocuparon de pequeñas áreas en las que el miedo intentaría infiltrarse en mi vida y causarme problemas. Me mostró que, en todos los casos, sin importar cuán grande o importante o cuán pequeño o insignificante, la solución era orar.
A veces nos llenamos de temor cuando nos enfocamos en nuestras circunstancias. Cuanto más nos enfocamos en el problema, más temerosos nos volvemos. En cambio, podemos optar por mantener nuestro enfoque en Dios. Él es capaz de manejar cualquier cosa que tengamos que enfrentar en esta vida.
Dios ha prometido fortalecernos, fortificarnos ante las dificultades, sostenernos y sostenernos con Su diestra victoriosa (Isaías41:10). También nos instruye a que no tengamos miedo. Pero recuerda, Él no nos está ordenando que nunca sintamos miedo, sino que no dejemos que nos controle.
El Señor nos está diciendo hoy: «No temas, yo te ayudaré.» Pero nunca experimentamos la ayuda de Dios hasta que pongamos todo en la línea, hasta que seamos lo suficientemente obedientes como para dar un paso de fe.
No retrocedas cuando sientas miedo. Confía en el Señor y sigue avanzando.