Gálatas 2:8, 10
El poder operar como apóstol a los gentiles, solo proviene de la gracia divina, la cual se hace evidente en sus palabras libres de toda auto-justificación, y de toda vanagloria, de la que estaban llenos muchos falsos maestros, apóstoles y profetas que necesitaban acreditarse antes que confiar en el favor divino para servir. Los apóstoles mencionados eran considerados los soportes de la iglesia en Jerusalén: Jacobo es colocado primero en los manuscritos más antiguos, aun antes de Pedro, por ser aquél obispo de Jerusalén, y por tanto, presidente del concilio (Hechos cap. 15).
Fue llamado “el Justo”, por su estricta adherencia a la ley, y así fue especialmente popular entre el partido judaico, aunque no practicaba los extremos de ellos, mientras que Pedro estaba algo apartado de ellos debido a su trato con los cristianos gentiles. A cada apóstol le fue destinada la esfera mejor apropiada a su temperamento: a Jacobo, quien era tenaz a la ley, le fue encomendada la obra entre los judíos de Jerusalén; a Pedro, quien había abierto la puerta a los gentiles, pero que estaba judaicamente dispuesto, se le encomendó la obra entre los judíos de la dispersión; a Pablo, quien por lo inusitado de su milagrosa conversión, en la cual todos sus primeros prejuicios judíos habían tomado una dirección completamente contraria, se le encomendó la obra entre los gentiles. Ellos reconocieron la gracia derramada sobre Pablo y su ministerio para operar en el poder de Dios, y se ofrecieron ayuda mutua para servir en un mismo pensar y sentir para con Dios.
En ese momento aunque habían estado de acuerdo con su comportamiento y servicio para con los gentiles solo le pidieron que cuidara de los pobres, lo cual Pablo había puesto por obra con diligencia. Querida amiga, tenemos una tarea magnífica y que llena nuestro corazón, y es el trabajar conjuntamente unas con las otras, porque juntas representamos a Cristo. Mediante buenas obras entre nosotras, sabiendo que no tenemos justificación mediante ellas, pero si nos une en el mismo objetivo, predicar y dar a conocer la persona sanadora y única que puede revertir nuestra vida a una que agrade y de Gloria a Dios.