Estudio Biblico
Quisiera basar este artículo en una historia muy particular, protagonizada por Lisa y John Henderson que viven en el estado de Utah, en Estados Unidos. Ellos, sorpresivamente decidieron cancelar la Navidad en su casa este año. Así lo explica Lisa con sus propias palabras:
“No hemos dejado de decorar, ni de celebrar el nacimiento de nuestro Salvador o cualquiera de nuestras otras tradiciones navideñas. Pero hemos cancelado los regalos, a Santa Claus y los paquetes para abrir. En las cartas este año mis tres hijos le pedirán que encuentre a alguien que necesite más sus regalos. Mi esposo John y yo, sentimos que estamos librando una batalla cuesta arriba con nuestros hijos en lo que respecta a sus supuestos derechos. Exigen mucho incluso cuando su comportamiento es irrespetuoso. Les dimos una buena advertencia y muchas oportunidades. Necesitaban cambiar su comportamiento y actitud o habría consecuencias. Trabajamos pacientemente con ellos durante meses, pero adivinen qué, muy poco cambió. Un día, después de una pésima y exigente demostración de derechos por parte de nuestros hijos, John dijo: “Deberíamos cancelar la Navidad”. Y así lo hicimos. Tomaremos el dinero que hubiéramos gastado en regalos y lo destinaremos a proyectos de servicio y obsequios para otros. Estamos tratando de enseñarles el placer de dar en lugar de continuar alimentando su insaciable deseo de más. Los pocos regalos que reciban de los abuelos y otros miembros de la familia serán más apreciados. La mañana de Navidad no será menos especial sin Santa Claus. En su lugar, podemos disfrutar de nuestro desayuno, jugar en familia y realmente apreciar los pocos regalos que reciban. Papá Noel puede escribirles cartas diciéndoles lo orgulloso que está de ellos, y quizás poner algunas que otras golosinas en sus medias”
Wow, como podrán imaginarse Lisa debe haber recibido duras críticas de otros padres, así como también elogios por su coherencia. Ella se aseguró de que sus hijos no estuvieran de ninguna manera sufriendo por las cosas, y que la reacción de ellos ante la ausencia de Santa Claus fuera el hacerse regalos el uno al otro. Sus hijos están aprendiendo exactamente lo que como padres, querían que aprendieran, no a deprimirse por no tener lo que esperaban, sino más bien a sentir lástima por su propio egoísmo.
Mi punto al revisar esta historia es decir que estoy asombrado por la determinación de Lisa y John con sus hijos, quien más tarde dijo:
“Realmente creo que nosotros, como padres, debemos analizar nuestra motivación para dar regalos a nuestros hijos. ¿Con qué frecuencia se amenaza a los niños con que Santa no vendrá si son traviesos y desobedecen? Sin embargo, ¿sabemos de alguien que haya cumplido esa amenaza? Quiero motivar a otros padres para que sientan que está bien tomar una posición, sin preocuparnos de que nuestros hijos sientan que tienen padres malos. Si bien esta puede no ser la mejor decisión para todos, a nuestra familia le viene muy bien en este momento. Realmente queremos que la Navidad sea recordada por las razones correctas, por nuestro Salvador que vino al mundo, e inspirados en Él, por el sentimiento de dar. Esa es la verdadera esencia de la Navidad”
Esta historia nos recuerda algunas verdades importantes cuando se trata de guiar a nuestros niños:
Podemos ser firmes y tiernos al mismo tiempo a la hora de demostrar amor a nuestros hijos.
Pocas cosas son más poderosas para nuestros hijos que ver nuestra coherencia y cómo somos consecuentes con nuestras convicciones.
Los niños necesitan que les recuerden de qué se trata la vida. Si bien es cierto que recibir regalos es algo natural, dar es algo superior que debemos aprender.
Cuando les quitamos algo, siempre debemos reemplazarlo con otra cosa constructiva.
Este año intenta aprovechar la época de las fiestas navideñas para aclarar el verdadero motivo de estas fechas. Es posible que te sorprendas de los efectos positivos que esto provocará en tu familia.