“Pues el Señor, Dios del cielo, quien me sacó de la casa de mi padre y de mi tierra natal, prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes. Él enviará a su ángel delante de ti y se encargará de que encuentres allí una esposa para mi hijo”. Génesis 24:7 (NTV)
Muchas personas comienzan el año con una meta. Deciden perder peso, pasar más tiempo con sus hijos, leer más, lograr algo específico en el trabajo, o algunas otras metas nobles (o no tan nobles). Pero no todas las metas son metas piadosas. Las metas piadosas están conectadas a las promesas de Dios en su Palabra. Sus promesas nos dan el valor y la fe para seguir adelante cuando es mucho más natural estar asustados o preocupados.
En Génesis 24, Abraham le dio a su siervo, Eliazar, una meta muy difícil: encontrar una esposa para su hijo, Isaac. Al principio, Eliazar dejó que el miedo se apoderara de él. Le preguntó a Abraham, “¿Qué hago si encuentro una esposa para Isaac, pero ella no quiere venir conmigo?”
Abraham entonces le recordó a su siervo la promesa de Dios: “Pues el Señor, Dios del cielo, quien me sacó de la casa de mi padre y de mi tierra natal, prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes. Él enviará a su ángel delante de ti y se encargará de que encuentres allí una esposa para mi hijo” Génesis 24:7 (NTV).
Después de que Abraham le recordó a Eliazar la promesa del Señor, su miedo desapareció. Lo mismo sucede con nosotros. Da miedo poner todo lo que tienes en una gran meta. Nadie quiere fracasar. Pero la Biblia nos insta a dejar de mirar nuestras propias fuerzas para alcanzar nuestras metas. De hecho, si podemos lograr nuestras metas con nuestra propia fuerza, no estamos persiguiendo las metas de Dios, en primer lugar.
¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de tus metas para este año? Nunca lo sabrás a menos que conozcas lo que enseña la Biblia. Es como tener una póliza de seguro, pero no sabes lo que cubre esta póliza. Te preocupas acerca de muchas cosas sin necesidad. En la Biblia Dios nos promete ayudarnos a ser sanos, a ser mejores padres, a eliminar nuestras deudas y más. Pero si no conoces esas promesas ni reclamas esas promesas, te vas a preocupar sin necesidad acerca de lograr esas metas.
La verdad es que no tienes que tener una gran fe para lograr grandes metas. ¡Basta con un poco de fe, en un Dios grande! Tu Dios es el Dios del universo. Puede hacer cualquier cosa.
¿Estás listo para confiar en Dios para lo increíble?
Reflexiona sobre esto:
¿Cómo las promesas rotas de la gente en nuestro pasado afectan nuestra capacidad de confiar en Dios?