El contraste entre la sabiduría y la necedad es un tema importante dentro de este libro. Sin embargo, aun la sabiduría terrenal tiene sus límites en esta vida. Salomón sigue cayendo en la cuenta de que todo lo que hay “debajo del sol” tiene un fin, todo se acabará tarde o temprano. Utiliza la parábola del hombre pobre pero sabio que salva a una ciudad con su sabiduría dando así a entender que ésta no pertenece a cierta clase social.
Dos actitudes aparecen aquí: palabras del sabio oídas en quietud, trae a mi mente a alguien que se dispone a escuchar atentamente. Sabe que oirá sabiduría y es capaz de dejar todo a un lado para disponerse a aprender. Y los gritos del gobernante entre los necios. Me recuerda el pasaje de Proverbios 13:20: “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado”. El necio no escucha el consejo ni la reprensión, porque cree que está bien y no le interesa ni aprender ni acatar órdenes. Proverbios 12:15 dice: “El camino del necio es derecho en su opinión, mas el que obedece el consejo es sabio”. La actitud del sabio es opuesta: “El que ama la instrucción ama la sabiduría” (Prov.12:1). “El oído que escucha las amonestaciones de la vida entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.” (Prov. 15:31,32).
El necio detesta la sabiduría y jamás quiere ser guiado hacia ella. Me pregunto entonces, ¿de qué lado estoy yo? ¿Qué actitud tengo al escuchar y con quiénes me junto para aprender? Nosotras, las mujeres, tenemos un poder enorme de influenciar a muchos, para bien o para mal. No en vano dice la frase: “Quien instruye a un hombre instruye a un individuo, pero quien instruye a una mujer instruye a un pueblo”. ¡Qué bendición para todas nuestras generaciones que nosotras eligiéramos el camino de la sabiduría! Dios nos quiere usar más efectivamente que las armas de guerra. Las mujeres sabias son mejores que las armas de guerra en las manos de Dios.
Pero amiga, cuánta destrucción hay bajo la responsabilidad de una mujer necia. Dios tenga misericordia de nosotras y nos haga mujeres sabias que edifiquemos nuestra casa (Prov. 14:1) y todo lugar donde vayamos. Dios nos haga efectivas en su mano, Dios nos haga armas que traigan victoria y paz, Dios nos use para que muchos y muchas conozcan la vida verdadera y puedan así encontrar el verdadero propósito en Dios. ¿Cómo estás influenciando tú?