Salmo 105.1-5
Cada día de Acción de Gracias nos recuerda cuando los peregrinos cruzaron el Océano Atlántico en el año 1620 para instalarse en el Nuevo Mundo.
Este grupo aventurero vino a una tierra desconocida en busca de libertad religiosa. A pesar de todas las dificultades y pérdidas que sufrieron durante ese primer año, se reunieron para celebrar una cena de acción de gracias a Dios por sus bondades para con ellos. Y cada año continuamos con esa tradición.
El Salmo 100 es sobre la gratitud. No contiene nada negativo, pues cada línea es sobre el Señor. Ese debe ser también nuestro enfoque al dar gracias, aún en circunstancias difíciles. Al igual que los peregrinos, necesitamos un espíritu de gratitud que reconozca la provisión, bondad y dirección de Dios.
Aunque no estemos comenzando una nueva vida en una tierra desconocida, si ya hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador, hemos recibido una nueva vida en Él. Así como el nuevo comienzo de los peregrinos no estuvo exento de problemas, angustias y cargas, tampoco lo está la vida del cristiano. Pero al enfocarnos en el Señor, tenemos muchas razones para estar agradecidos.
Salmo 100
[1] Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
[2] Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.
[3] Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
[4] Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.
[5] Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
Las palabras de este Salmo nos muestran varias maneras en las que podemos expresar gratitud a Dios. Podemos cantar alegres, servirle, venir ante su presencia con regocijo, reconocerlo, entrar ante su presencia con alabanza y con acción de gracias y bendecir su nombre. Este Salmo también describe al Señor como nuestro Dios, Creador y Pastor, quien es bueno, misericordioso, agradable y fiel.
Todas estas son razones para estar agradecidos; pero también debemos considerar las muchas maneras en las que Dios ha sido bueno en nuestra vida personal. Cada soplo es un regalo suyo. Nos mantiene con vida y nos permite despertar cada mañana. Nos provee el aire para respirar, ropa para vestir y todo lo que necesitamos para vivir. Y mucho más importantes son las bendiciones espirituales que recibimos al vivir en Cristo. Él obra en nuestro corazón para transformarnos y ayudarnos a amar a otros. Podemos hablar con el Señor en oración, y tener fe de que nos escucha, cuida y dirige. Todo lo que sucede está bajo su control; y todo lo que permite que suceda, está de acuerdo a su buena y perfecta voluntad.
Y aun así, a menudo nos quejamos y lamentamos por lo que sucede en nuestra vida o en el mundo. No importa lo que suceda a nuestro alrededor, o qué tan grave parezca todo, no debemos temer pues vivimos en la gracia de Dios. Incluso en tiempos de enfermedad, angustia o desilusión, el Señor nunca cambia. En todo momento nos protege, nos provee y se preocupa por nosotros.
Expresiones de acción de gracias
El Salmo 100 describe una reverente, gozosa y exuberante alabanza de acción de gracias, como lo hacen otros Salmos.
Salmo 66.1, 2: “Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza”.
Salmo 81.1: “Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra; al Dios de Jacob aclamad con júbilo”.
Salmo 95.1, 2: “Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos”.
Salmo 98.4: “Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos”.
La reverencia a Dios se puede expresar en la serena contemplación de su carácter y obras; pero también se puede ver en una alabanza entusiasta y en cánticos de gozo. Lo que importa es nuestra actitud reverente al reconocer los atributos y actos del Señor. Debe haber gozo y gratitud en nuestros corazones cuando nos reunimos para recibir las verdades de la Palabra de Dios. Entonces, lo que hemos aprendido acerca del Señor se debe manifestar en alabanza, adoración y servicio; ya sea que lo expresemos con un silencio reverente o por medio de cánticos de gozo.
Razones para dar gracias con regocijo
El Señor es nuestro Dios. “Reconoced que Jehová es Dios” (Sal 100.3). Aunque los falsos dioses abunden, el Señor es el único Dios verdadero y el Rey soberano de toda su creación. Génesis 1 no solo se escribió para describir todo lo que creó, sino también para enfatizar que Él es la fuente de todo lo que existe. Dios es también quien ha creado nueva vida en todos los que reciben a su Hijo Jesucristo como Señor y Salvador.
Él nos hizo. “Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos” (v. 3). El Señor nos ha dado vida y ha diseñado a cada uno con personalidades, talentos, facultades y dones espirituales únicos. No cometió errores, así que no tenemos por qué compararnos con otros.
“Somos su pueblo” (v. 3). Por medio de la fe en Cristo hemos venido a ser hijos de Dios y ciudadanos de su reino. Ahora le pertenecemos a Él y no a nosotros mismos.
Somos “ovejas de su prado” (v. 3). Nuestra relación con el Señor puede compararse a la de la oveja con su pastor. Como nuestro Pastor, Dios nos protege, nos guía y se preocupa por nosotros. Conocemos su voz y lo seguimos; y si nos apartamos, nos trae de vuelta a Él.
Dios es bueno. “Porque Jehová es bueno” (v. 5). La evidencia de su bondad se puede apreciar en nuestra salvación eterna; aunque en ocasiones, en medio de pruebas y sufrimientos, nos olvidamos de esta verdad.
Su misericordia es para siempre (v. 5). Como hijos suyos y ovejas de su prado, vivimos bajo la cobertura de su amor y bondad. Aunque no nos demos cuenta en ese instante, hasta su disciplina es un acto de amor que nos trae de vuelta al redil.
Su fidelidad nos acompaña por todas las generaciones (v. 5). Como Dios nunca cambia, su fidelidad dura para siempre. Por tanto, podemos confiar en Él, pues en todo momento obra de acuerdo a su naturaleza y hace justo lo que ha prometido.
El Señor es digno de nuestra alabanza y gratitud por su sacrificio de amor expresado en la cruz, por su bondad constante y su eterna fidelidad.
REFLEXIÓN
¿Cuáles son sus típicos motivos de gratitud al Señor? ¿Con cuánta frecuencia enfoca su agradecimiento en los atributos y las obras del Señor?