Estudio Biblico
El problema financiero más inmediato que la mayoría de personas enfrenta es la falta de dinero, las deudas, la presión de los acreedores y el mal uso del dinero; Esto contrae un sin número de problemas emocionales a la mayoría de las familias ocasionando un impacto negativo en el núcleo familiar.
Una encuesta reciente encontró que cerca del 90% de las parejas que se divorcian apuntan al aspecto financiero como uno de los más importantes en el desarrollo del conflicto. Estas cifras nos deben llevar a reflexionar sobre la importancia de educar financieramente a nuestra familia para la vida.
En el pasaje de hoy Pablo nos da un sencillo pero valioso consejo para la preservación del amor en el matrimonio. Él nos dice que no debemos deberle a nadie nada sino que la única deuda que deberíamos tener con las personas es amarlas.
Ahora, no es que Dios prohíba en algún momento pedir un préstamo porque en Deuteronomio 15 Dios lo permitía pero con ciertos parámetros para que su pueblo no tuviera la idea que endeudarse era algo normal y esta es la misma idea que desarrolla Pablo.
Pero, ¿Cómo evitar que la plata nos separe?
En primer lugar, confía que Dios es tú proveedor. Dios quiere darse a conocer como Jehová-Jiret. A veces el pedir prestado podría limitar el poder de Dios a tú favor. Antes de acudir al hombre acude al Señor.
En segundo lugar, dale prioridad a Dios con tus finanzas. Honra al Señor a través de tú dinero y Él te recompensará por hacerlo.
Y por último, haz equipo con tu familia. Es decir, planeen sus gastos, tomen decisiones juntos; pues si llegasen a equivocarse ninguno sería el culpable, juntos asumirían las consecuencias.
Para reflexionar: ¿Tienes problemas financieros tan serios que estas a punto de un divorcio? Ora a Dios y pídele que salve tu familia.