Alguien dijo una vez: «Si deseara humillar a alguien, le preguntaría por su vida de oración. No conozco nada que se compare con este tema en cuanto a tristes confesiones por parte de los cristianos».
Lejos está de mí desear que usted simplemente se sienta culpable por no orar. En la vida cristiana la culpa es el amargo sustituto satánico para la acción. Dios desea que, en vez de culpa, el cristiano experimente el gozo del diario caminar con Él. Por eso la Escritura nos anima a orar.
Leemos en la Palabra de Dios: «Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido» (Colosenses 4:2 NTV). Debemos ofrecer nuestras peticiones con expectación y con gratitud. Si no buscamos a conciencia signos de intervención divina, no hemos de tener el gozo de ver la oración contestada.
Lo animo a comenzar un cuaderno de oración como una manera de esperar las respuestas de Dios a sus oraciones. El hecho de llevar anotaciones en un cuaderno siempre me motiva a orar con más frecuencia y en forma más específica, y además me ayuda a recordar la realidad de mi relación personal con Dios.
En primer lugar, anoto mis pedidos juntamente con la fecha en que comienzo a hacer esa petición a Dios. Si hubiera una fecha límite para una determinada respuesta, también la anoto. Luego en otra columna llevo anotaciones del momento en que Dios responde mis oraciones, y detallo en qué ha consistido la respuesta. Es emocionante ver la manera en que Dios obra.
Mi cuaderno de oración es un monumento a la constante fidelidad de mi Padre celestial. Cuando enfrento circunstancias difíciles, puedo recordar la fidelidad divina al repasar lo que Dios ha hecho en mi vida en el pasado. Sin ese cuaderno, pronto olvidaría muchas de las maravillosas respuestas de Dios a mis oraciones.
Para empezar su cuaderno, complete el ejercicio práctico que detallo más abajo. Luego gócese al experimentar la manera en que Dios obrará en su vida.
EJERCICIO PARA LA ORACIÓN
1. Piense en un área de su vida en que por cierto necesita una respuesta a la oración.
2. Escríbala y póngale fecha. Comience así su cuaderno de oración.
3. Estudie en su Biblia los siguientes pasajes sobre la oración: Mateo 7:7-11; 18:19-20; Marcos 10:46-52; Juan 16:24; Romanos 8:26-27; Efesios 6:10-20; Santiago 5.
4. En forma sencilla pero específica, dígale al Señor cuál es su pedido.
5. Imagine la respuesta a su oración.
6. Agradézcale al Señor que Él ha de contestar (Filipenses 4:6).
7. Cada vez que recuerde el motivo de oración y la respuesta divina que vendrá, dele gracias a Dios por Su contestación.
8. Cuando llegue la respuesta, anótela en su cuaderno y alabe a Dios (Colosenses 4:2).
¿Cómo es su vida de oración? No tiene usted que hacer una confesión pesarosa. En lugar de ello, ofrezca sus peticiones con expectación y acción de gracias. Use un cuaderno de oración como ayuda. Luego comparta con otros las bendiciones que recibe de Dios. Sea un testimonio vivo de que Dios aún contesta la oración de sus hijos.
Por: Luis Palau.