“El Señor te bendiga y te guarde, el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. “(Números 6: 24-25)
Una de las mayores alegrías de la crianza es la oportunidad de conocer y amar a otra persona desde su nacimiento. Verla descubrir el mundo con asombro. Observar cómo crece física y relacionalmente. Día tras día. Etapa tras etapa. De primera mano y desde la fila delantera. Disfrutar el viaje para verlos…transformarse. Dándoles una bendición. Una bendición es simplemente la manera proporcionada por Dios de manejar estos deseos amorosos para nuestros hijos, transformándolos de deseos expectantes en realidades futuras.
Bendecir a alguien significa “hablar bien” de esa persona. Es cuando un padre utiliza la autoridad que Dios le dio para afirmar verbalmente a sus hijos por lo que son como personales, mientras también los alientan y los inspiran hacia el éxito futuro. En una bendición, se combinan palabras y deseos poderosos con oraciones y alabanza. A través de la bendición, Dios inspiró constantemente a Su pueblo a tener vidas no solo de utilidad, fe y servicio, sino también esperanza, paz y honra. Su bendición los estimuló para que avanzaran, renovó su confianza y preparó el camino. Los puso estratégicamente sobre una senda con propósito hacia la prosperidad espiritual.
Cuando Jesús fue bautizado, se escuchó desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido” (Mateos 1:11). Dios el Padre afirmó y bendijo públicamente a Su Hijo, y luego invirtió en el éxito futuro de Jesús al enviar de inmediato Su espíritu Santo a llenarlo. Esta experiencia poderosa preparó a Jesús para cumplir por completo la voluntad de Su Padre celestial durante Su ministerio en la Tierra. Muchos hijos, incluso ya adultos, anhelan escuchar afirmaciones de amor y aprobación de parte de sus padres.
Señalar las habilidades o el carácter de un hijo puede ser parte de una bendición. Luego, acompaña esas palabras de bendición con dedicación. Oración. Aliento. Presentándoles las personas indicadas. Dándoles oportunidades y todo lo que necesiten para triunfar. A medida que tu bendición penetre en sus corazones, podrán progresar sin sentir la necesidad de encontrar una aprobación externa de fuentes poco saludables. Dejarán de vivir con inseguridad y comenzarán a tener confianza en sí mismos, libres del temor y la duda.