Ya sea que estemos a punto de realizar una compra o ante una emergencia; lo último que nos gustaría tener que hacer es esperar.
De hecho, podemos afirmar que, en nuestros tiempos, lo normal es obtener lo que deseamos de manera inmediata. Aquello que anteriormente esperábamos durante un mes antes de recibirlo, ahora está disponible el mismo día. Aunque esto es muy conveniente, también ha impulsado un declive moral, el cual incluye las acciones de algunos que no están dispuestos a esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales. Además, también ha producido la conclusión errónea de que siempre debemos recibir al instante lo que deseamos.
Dios no obra de acuerdo con las normas del mundo. El Salmo 27.14 nos dice: “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”. Nos da ese mandamiento, porque sabe que nos resulta difícil esperar; sobre todo si ya hemos tenido que hacerlo durante un tiempo.
El Señor nos habla a menudo acerca de este tema, pues es importante para cada aspecto de nuestra vida; como, por ejemplo, nuestras relaciones personales, nuestras finanzas y nuestra vida física y espiritual. Por eso nos exhorta en varias ocasiones, por medio de su Palabra, a esperar en Él. Es una de las lecciones claves que debemos aprender de la Biblia.
Sin embargo, muchas veces no comprendemos la importancia de saber esperar y preferimos recibir lo que deseamos de manera inmediata. Pero Dios sabe que no siempre estamos listos para recibir lo que hemos pedido. Y a veces somos imprudentes al pedir y desear algo que es peligroso para nuestra vida.
Esperar en Dios es un principio bíblico.
El Señor busca nuestro bien y protección al retrasar su respuesta. Algunos anhelos cobran más valor mientras esperamos para obtenerlos, y al mismo tiempo evitamos las consecuencias de adelantarnos con impaciencia a la voluntad de Dios.
• Isaías 40.28-31: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Para llegar a ser la persona que Dios desea y alcanzar lo que ha preparado para nuestra vida, debemos aprender a esperar en Él. En vez de tomar decisiones basadas en nuestro limitado entendimiento, debemos esperar hasta que el Señor nos muestre lo que desea que hagamos; pero, si optamos por ignorarlo, pagaremos un alto precio.
• Salmo 25.3: “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido…”. Si le obedecemos no seremos avergonzados, pues obra en nuestra vida, mientras seguimos a Jesucristo y dependemos de sus fuerzas sin adelantarnos a su voluntad.
• Salmo 37.9: “Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra”. Recibimos las bendiciones de Dios al buscar su dirección y obedecerlo. Como es bueno y nos ama, no olvida nuestra necesidad. Sin embargo, no debemos asumir que, como el Señor no nos ha detenido, podemos hacer todo lo que nos plazca. Lo más sabio es esperar hasta que nos muestre con claridad su tiempo perfecto.
¿Cuál es la manera incorrecta de esperar en Dios?
*Con impaciencia. Escandalizados porque el Señor no ha obrado.
*Nerviosos. Ansiosos al pensar en los resultados.
*Con quejas. Refunfuñando ante Dios porque aún no nos ha respondido.
*Con dudas. Sin la seguridad de que la decisión del Señor es la correcta.
*Frustrados. Molestos porque Dios no obra de acuerdo a nuestros deseos.
*Irritados. Exasperados por su aparente inactividad.
*Miserables. Al sentir que Dios retiene aquello que deseamos recibir.
Todas estas malas actitudes provienen de no poder reconocer que Dios es bueno y generoso, el cual nos da mucho más de lo que merecemos. El Señor también es sabio y amoroso; por eso nos niega lo que es perjudicial para nuestra vida, aquello que no estamos preparados para recibir, o lo que podría venir a ser un obstáculo en nuestro caminar con Él.
¿Cómo debemos esperar en el Señor?
*Con paciencia. “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” (Sal 40.1-3). Podemos esperar con paciencia en Dios si logramos comprender que es más sabio que nosotros y que somos bendecidos al obedecerlo.
*En quietud. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza” (Sal 62.5). En vez de quejarnos, debemos esperar en quietud por la provisión del Señor.
*Con fe en Dios. Esperar no es sinónimo de una resignación pasiva, sino una confianza activa en el Señor, la cual nos permite esperar en Él y aguardar con paciencia. En vez de afanarnos, traemos nuestras peticiones ante Dios y confiamos en que nos responderá de acuerdo con su tiempo y voluntad. Podemos confiar que cumplirá sus promesas y hará lo que es mejor para nosotros.
*Con esperanza. “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes” (Sal 27.13). Al ser salvos, el Espíritu Santo vino a morar en nuestra vida para guiarnos en todo momento. Por tanto, tenemos la esperanza de que dirigirá nuestros pasos y nos mostrará sus caminos y su tiempo. Por eso debemos comenzar cada día en oración con el Señor; confiando en que nos guiará por este mundo de pecado.
*Con valentía. “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” (Sal 27.14). Esperar en Dios requiere de valentía, pues a veces no comprendemos por qué retrasa su respuesta.
*Firmes en la Palabra de Dios. “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado” (Sal 130.5). La Biblia es el cimiento en donde nos paramos a observar a Dios obrar de acuerdo con su tiempo perfecto y a su voluntad. Nos ha dado esta promesa: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Jn 5.14,15)
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REFLEXIÓN
Reflexione en la manera correcta e incorrecta en la que podemos esperar en Dios, ¿cuáles de esas dos listas refleja mejor su postura acerca de este tema?
¿De qué forma su perspectiva acerca de Dios influencia su fe y moldea la manera en la que espera en Él?