Estudio Biblico
Porque Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta. (Salmo 107:9) Dios mismo quiere ser nuestra principal fuente de satisfacción. Solo Dios puede llenar el vacío que dejan en nosotros nuestro egoísmo y nuestra naturaleza caída. La gente suele pensar que si tuviera más dinero, placer o poder, sería más feliz. El rey Salomón obtuvo las tres cosas en gran medida, y descubrió que «todo era vanidad y correr tras el viento» (Ecl. 2:1-25). Al final, llegó a la conclusión de que, como al fin y al cabo, todas las cosas buenas vienen de la mano de Dios, «¿quién comerá y quién se alegrará sin Él?» (v. 25).
No obstante, cuando nos sentimos insatisfechos, solemos pensar que la felicidad se encuentra en algo que deseamos y no tenemos. La Biblia revela que cuando buscamos satisfacción en este mundo, no la encontramos y perdemos la oportunidad de conocer a Dios. Pero cuando encontramos nuestra suficiencia en el Señor, no solo lo hayamos a Él, sino que también obtenemos verdadero gozo como un beneficio extra. El salmista proclamó: «Pon tu delicia en el SEÑOR, y Él te dará las peticiones de tu corazón» (Sal. 37:4). Cuando tu mayor prioridad es buscar a Dios y amarlo, Él promete llenar tu corazón exactamente de lo que necesitas y anhelas.
Todos en tu casa se beneficiarán de tener un padre que disfrute a pleno de su relación con Dios. Cuando comienzas a entregar el control y dejar que Dios te llene de Su amor, con un propósito renovado y una conciencia en paz, el gozo que reboza dentro de ti comienza a derramarse sobre tu familia también. Uno de los mayores desafíos del amor parental es conectar todas tus pasiones al canal de la comunión con Dios, y después, observar cómo Él te da el poder y multiplica lo que tu amor puede lograr en la vida de tus hijos. . . mucho más de lo que tú podrías llegar a hacer jamás.
Amar a Dios primero te permitirá amar a tus hijos aun más. Por eso, puede decirse que: Vivir en una comunión satisfactoria con Él es el verdadero secreto de la crianza dinámica. Él desarrollará en tu corazón sensibilidad a las necesidades más importantes de ellos. Su Espíritu Santo derramará constantemente el amor de Dios en tu corazón (Rom. 5:1-5). Te dará paz para sostenerte en circunstancias inciertas, cuando tu propia fuerza de voluntad no alcanzaría. Te dará un gozo que trasciende cualquier situación, sin importar cuán terrible sea. La Palabra, la sabiduría y la paciencia divinas comenzarán a surgir en ti, gracias a lo que permites que Él coloque en tu interior cada día.
Cuando nos sentimos insatisfechos, tenemos que elevar el corazón a Dios. Y como Su abundancia inmensa e interminable puede saciar «el deseo de todo ser viviente» (Sal. 145:16), no necesitamos preocuparnos ni un segundo de que no alcance su provisión. «En tu presencia hay plenitud de gozo», escribió el rey David en adoración al Señor. «En tu diestra, deleites para siempre» (Sal. 16:11). Puedes disfrutar de Dios como tu fuente diaria. Para todo lo que necesitas.