Estudio Biblico
“¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica”. Juan 13:17 (NVI)
D.L. Moody fue un gran evangelista y educador cristiano a fines del siglo XIX. Solía decir: “La Biblia no fue dada para nuestra información, sino para nuestra transformación”.
Puedes recibir la Palabra de Dios con un corazón abierto. Puedes memorizarla. Puedes meditar en ella. Y una vez que termines estas cosas, tendrás un montón de conocimiento bíblico. Pero el objetivo final de Dios es usar la Biblia para cambiar tu vida. Jesús dijo a sus seguidores: “¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica” Juan 13:17 (NVI).
El libro de Hebreos tiene palabras fuertes para las personas que no aplican los principios de la Biblia: “Sobre este tema tenemos mucho que decir aunque es difícil explicarlo, porque a ustedes lo que les entra por un oído les sale por el otro. En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros, y sin embargo necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido. El que solo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho” Hebreos 5:11-13 (NVI).
Piensa en tu propia vida. ¿Estás aplicando constantemente las verdades bíblicas que has aprendido? ¿O todavía estás aprendiendo lo básico?
Hebreos continúa diciendo: “En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual. Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez” Hebreos 5:14–6:1 (NVI). ¿Ves cómo avanzas hacia la madurez? No es por un estudio bíblico constante o una participación constante en conferencias. Te vuelves maduro al aplicar intencional y constantemente lo que estás aprendiendo en las Escrituras. Tienes que poner tu conocimiento en práctica.
Si has estado practicando lo que has aprendido, entonces es hora de que comiences a enseñar a otras personas. La enseñanza es una de las formas más rápidas de crecer en madurez espiritual. Dios no necesita que seas un maestro perfecto; solo necesita que estés disponible para Él.
Te desafío a que hagas tres compromisos hoy:
1.Comienza un plan habitual de asimilación de la Biblia leyéndola, estudiándola, memorizándola y meditando en ella.
2.Acepta la Palabra de Dios como la autoridad final en tu vida y comienza a hacer lo que ella dice.
3.Únete a un grupo pequeño de estudio bíblico donde puedas aprender y enseñar.
Haz estas cosas y verás que la promesa de Jesús en Juan 13:17 se hace realidad para ti: “¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica” (NVI).
Reflexiona sobre esto
Pasa unos minutos en oración, comprometiéndote a crecer en madurez a través del conocimiento, la aplicación y la enseñanza de la Palabra de Dios. Si no estás seguro de qué decir, comienza con esto: “Dios, de ahora en adelante aceptaré la Biblia como la máxima autoridad en mi vida. Lo que dice, lo haré lo mejor que pueda. Quiero recibir tu Palabra regularmente. Ayúdame a memorizarla. Ayúdame a aprender a estudiarla. Ayúdame a encontrar un grupo pequeño de otros cristianos donde pueda aprender y enseñar. Amén”.
Es posible que no te sientas listo para enseñar un libro entero de la Biblia o predicar un sermón, pero si aprendiste y aplicaste algo de la Biblia, puedes enseñárselo a otra persona. ¿Qué es algo que Dios te ha enseñado que necesitas transmitir a alguien más?
Dios te ofrece salvación
Y hoy es el día para aceptarlo. La Biblia dice en 2 Corintios 6:2 “¡Escuchen! Ese momento oportuno ha llegado. ¡Hoy es el día en que Dios puede salvarlos!” (TLA). ¿Cómo aceptas la salvación? Te vuelves de ti mismo a Dios. Confías en que Cristo viene a tu vida, perdona tus pecados y te hace la persona que desde siempre se espera que seas.
Si estás listo para aceptar la salvación de Dios, puedes hacer una oración como esta:
“Jesús, quiero conocerte personalmente. Gracias por morir en la cruz por mis pecados. Abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna. Toma control de mi vida. Hazme el tipo de persona que quieres que sea”.