Estudio Biblico
El Espíritu Santo no tiene experiencia en ser impaciente, odioso o grosero. Ese es el lenguaje de nuestra carne. El Fruto será el subproducto de una vida rendida al Espíritu de Dios. Pero no estamos llamados a enfocarnos en el Fruto, estamos llamados a enfocarnos en el Espíritu de Dios.
¿Suena simple, verdad?
Con demasiada frecuencia no vemos crecimiento en nosotros y decimos cosas como, "Solo soy una persona impaciente", o, "Simplemente no me llevo bien con ciertas personas". No, la verdad es que cuando tenemos esa mentalidad estamos escogiendo caminar en la carne. En nuestra existencia humana estamos opuestos al Fruto del Espíritu.
Buscar a Dios y pedirle que nos ayude a crecer en exhibir Su Fruto nos retará porque estamos escogiendo negar nuestra carne y en lugar de eso alimentar nuestros espíritus. Empezaremos a estar en situaciones que permitirán al Espíritu Santo desarrollar Su Fruto en nosotros. Según el Pastor Rick Warren, "Cada problema es una oportunidad para construir el carácter". No es un juego contener a la carne para que obtenga lo que quiera. Porque...
-Nuestra carne quiere vengarse, pero el Espíritu nos llama a amar y a extender bondad,
-Nuestra carne quiere alimentar pensamientos pecaminosos, pero el Espíritu nos llama a camina en autocontrol.
- Nuestra carne quiere dictar nuestro estado de ánimo, pero el Espíritu nos llama a caminar en gozo y paz.
¿Qué si, de ahora en adelante, vivimos verdaderamente poniendo en práctica Romanos 13:14 que dice que nos revistamos de Jesús y no pensemos si quiera cómo gratificar los deseos de la carne? Cada día, pongámosno a Jesús, obedezcamos la guianza del Espíritu e ignoremos nuestra carne. Todo es sobre dónde miramos y qué buscamos para encontrar satisfacción.
A medida que damos más control al Espíritu de nuestras vidas, Él empieza a hacer en y a través de nosostros solo lo que Él puede hacer—molderanos y hacernos parecernos a Jesús. Estamos literalmente siendo transformados y cuando es así, podemos ver nuestro propio crecimiento a medida que vivimos siguiendo a Jesús.
En lugar de evitar el cambio, nuestra oración debería ser, "Dios, haz en mí lo que necesites hacer para que pueda mostrar tu Fruto". Debemos dejar de huirle al crecimiento y al pensar que no podemos cambiar. Podemos cambiar porque tenemos el poder del Espíritu Santo propulsándonos hacia ello. El Fruto del Espíritu se convierte en parte de nosotros cuando caminamos en obediencia al Espíritu.
Reflexiona
¿Tiendes a crear excusas para los rasgos de carácter en tu visa que son difíciles de alcanzar o trabajas duro para superar esas deficiencias?
Piensa en una excusa sobre ti que usas siempre y pídele al Espíritu Santo que te guíe a crecer en esta área.