Cuando leía estos versículos no pude dejar de pensar en las palabras de Jesús en Mateo 7:24-28. Tanto en Proverbios 24:3-4 y Mateo 7:24-28 encontramos estas palabras: casa, prudente o prudencia, edificó o edificará. Pues bien, pensando en la palabra casa, reflexioné en mi casa desde estos tres "tipos": mi casa como el lugar donde vivo. mi casa como templo del Espíritu Santo, donde mora o habita Su Espíritu. mi casa como mi familia. Y llegué a la conclusión que sea mi casa donde vivo, mi casa donde habita Su Espíritu, mi casa como familia, son necesarios algunos ingredientes esenciales. ¿Te has dado cuenta cuáles son los ingredientes que necesitas? Presta atención.
•Sabiduría: actuar con sensatez.
• Prudencia: según el diccionario DBN la prudencia es sinónimo de dominio propio. Capacidad de controlar o equilibrar las acciones y emociones. ES EL RESULTADO ARDUO Y DIFÍCIL DE UN EJERCICIO DE LA PERSONALIDAD.
• Ciencia o conocimiento: facultad del ser humano para comprender por medio de la razón. Sabemos que este conocimiento es incompleto. Por lo tanto el conocimiento completo lo hallamos en Cristo, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col 2:9).
Actuar sensatamente, controlando emociones y acciones para que tu casa y la mía se edifiquen y se afirmen. ¿Acaso no es un arduo y difícil resultado del ejercicio de nuestra personalidad? ¡Vaya que sí! Meditemos un poco más en Mt 7:24-28. Jesús habla de un hombre prudente que edifica su casa sobre la roca, dice que vino lluvia, vientos fuertes y golpearon la casa pero no cayó porque estaba fundada sobre la roca.
¿Quién es esa roca? ¡Él mismo! Una casa (no importando el "tipo") no puede estar firme, no se edifica de forma correcta sino está basada en la sabiduría, en la plenitud de la Deidad de Cristo y en la prudencia que solo a través del Espíritu Santo podemos lograr.
Recordar: tres ingredientes para que nuestra casa en su totalidad este llena de bellos tesoros, sabiduría, prudencia y ciencia.
Oh Señor que nuestra casa esté edificada en Ti, que eres la roca firme y perfecta. Amén.
Esculpida en las palmas de Sus manos
María Eugenia Marichal