“Dichoso el que lee [la Biblia]” Apocalipsis 1:3 (NVI)
¿Alguna vez sientes que no entiendes la Biblia? Te preguntas, ¿por qué no está haciendo una gran diferencia en mi vida? Si es así, permíteme hacerte esta pregunta: ¿Cuánto tiempo dedicas a leer la Biblia?
Durante gran parte de la historia del cristianismo, sólo los sacerdotes tenían Biblias. Como resultado, eran los únicos que interpretaban la Escritura. Todos los demás tenían que aceptar lo que decían. Luego, alrededor de 1440, Johannes-Gutenberg inventó la imprenta móvil. Por primera vez, la gente común tuvo acceso regular a las Biblias. “Lo que el sacerdote me está diciendo y lo que leo en la Biblia, ¡no coincide!”, dijeron. Poner la Biblia en manos de la gente común condujo a un tipo de revolución, una gran agitación de la iglesia que ahora conocemos como la Reforma Protestante. Gracias a la imprenta y a la reforma, tú y yo podemos leer la Biblia todos los días, pero ¿lo haces?
Conozco a algunos cristianos que son más fieles a la página de deportes que a la Palabra de Dios. La gente puede pasar tres horas al día en las redes sociales o viendo la televisión, mientras pasa unos minutos leyendo la Biblia. Esperan que esa fórmula los transforme en gigantes espirituales, pero simplemente no funciona de esa manera.
Para entender y aplicar la Biblia, tienes que leerla. Y leer la Biblia es más fácil de lo que crees. Si la lees durante 15 minutos todos los días, la leerás toda una vez al año. Si reemplazas un programa de televisión de 30 minutos al día con la lectura de la Biblia, leerás la Biblia dos veces al año.
Piensa en lo que te pasas el tiempo leyendo todos los días: un blog favorito, el periódico de la mañana o las redes sociales. ¿Crees todo lo que lees en esos lugares? ¿Y qué con respecto a lo que lees en la Biblia? Mucha gente dice: “Creo que la Biblia de principio a fin”. Y me gustaría responderles, “¿La han leído de principio a fin?”
Si no tienes un hábito regular de lectura de la Biblia, comienza hoy mismo. Toma una de esas fuentes que no es completamente confiable y reemplázala con la Palabra de Dios. Recuerda lo que dice el libro de Apocalipsis: “Dichoso el que lee [la Biblia]” Apocalipsis 1:3 (NVI).
Reflexiona sobre esto:
¿En cuál de las redes sociales te la pasas todos los días? ¿Cuál de esas redes sociales es completamente confiable?
Haz una lista de formas específicas en las que influyen las redes sociales que lees o ves todos los días. Haz otra lista de las maneras en que la lectura de la Biblia a diario podría influir.
Piensa en esa lista de redes sociales donde te la pasas a diario. En la próxima semana, ¿cuál de ellas podrías reemplazarla por la lectura de la Biblia?
Por ejemplo, si pasas 10 minutos cada noche revisando Twitter, en cambio podrías pasar esos 10 minutos en la Palabra de Dios.