“El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es”. Santiago 1:23-24 (NVI)
¿Cuándo fue la última vez que te miraste en un espejo? Probablemente te miras en uno todos los días, ¡quizás incluso varias veces! ¿Por qué te miras en un espejo? Lo usas para evaluarte. Y luego haces algo con lo que ves.
La Biblia dice que la Palabra de Dios es como un espejo: “El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es” Santiago 1:23-24 (NVI).
Así como un espejo refleja tu aspecto exterior, la Palabra de Dios refleja cómo eres por dentro. ¿Te has reflejado alguna vez en la Biblia? Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios discierne los pensamientos y las intenciones de tu corazón. Esa es una razón por la que muchas personas no leen la Biblia. Tienen miedo de mirarse en el espejo de la Palabra de Dios y verse como realmente son.
Si estás listo para usar la Palabra de Dios como espejo de tu propia alma, el libro de Santiago te da tres maneras prácticas de hacerlo.
1.Primero, léela. Pero no lo leas de forma casual. Léela con atención, como la persona de Santiago 1:25 “que mira atentamente a la ley perfecta” (NBLA). Todos nos hemos mirado en un espejo, nos hemos alejado rápidamente y hemos olvidado todos los detalles de lo que habíamos visto. Pero Dios quiere que dediquemos tiempo a mirarnos en el espejo de su Palabra.
2.Después, repasarla. Ese mismo versículo de Santiago habla de la persona que no se limita a mirar una vez la Palabra de Dios, sino que “permanece en ella” Santiago 1:25 (NBLA). Esta persona acude a la Palabra de Dios una y otra vez. Jesús dijo a sus seguidores: “Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos” Juan 8:31 (NBLA). Y el Salmo 119:97 dice: “¡Cuánto amo tu enseñanza! ¡Todo el día medito en ella!”.
3.Por último, recuerda la Biblia. Santiago 1:25 habla de las personas que, después de leer la Palabra de Dios, recuerdan lo que han oído. Nada hará más por tu vida espiritual que desarrollar el hábito de memorizar las Escrituras. El Salmo 119:11 dice: “He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti”.
Otra manera de recordar la Palabra de Dios es escribiendo lo que Dios te enseña. Hebreos 2:1 dice: “Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos”. La próxima vez que Dios te enseñe algo durante un sermón o en un tiempo devocional, escríbelo. Presta atención para que no te desvíes.
¿Recuerdas a esa persona que se mira en el espejo y luego lo usa para cambiarse a sí misma? Tú puedes ser esa persona cuando reflexionas en la Palabra de Dios leyéndola, repasándola y recordándola.
Reflexiona sobre esto
Piensa en tu vida últimamente. ¿Te has mirado en el espejo de la Palabra de Dios? De qué manera puedes mirarte en la Palabra de Dios esta semana?
¿Te has “visto” alguna vez en el espejo de la Biblia? ¿Qué hiciste con lo que viste?
Memorizar intencionalmente las Escrituras y tomar notas de lo que Dios te enseña son dos maneras de recordar la Palabra de Dios. Repasa el devocional de hoy. Elige un versículo bíblico para memorizar o escribe algo que Dios te haya enseñado a través de lo que has leído.