PREJUICIOS - Levitico 19:15

 

 

“No tuerzas la justicia en asuntos legales al favorecer al pobre ni al ser parcial con el rico y poderoso”. 

LEVÍTICO 19:15 

 

 

Muy pocas personas admitirían que tienen prejuicios. La definición que un diccionario da de prejuicio es tener sospechas, intolerancia u odio hacia otras razas o creencias. 

Esta clase de injusticia va contra la ley de Dios en el Antiguo Testamento (Levítico 19:15). También es algo que se les prohíbe a los seguidores de Jesús (Mateo 7:1-2).  Considera la historia que se encuentra en el Nuevo Testamento sobre un hombre llamado Cornelio, quien era un oficial romano de alto rango. Cornelio era “un hombre devoto, temeroso de Dios” (Hechos 10:2). Dios honró la sinceridad de Cornelio y envió a Pedro a su casa para mostrarle cómo podía ser salvo. 

No obstante, primero Dios tuvo que mostrarle a Pedro su prejuicio. Porque Pedro, al igual que todos los judíos de aquellos tiempos, no iría a la casa de un gentil (es decir, una persona no judía), ni se sentaría a comer con él. Así que Dios usó a un soldado gentil —precisamente el tipo de persona contra quien Pedro sentía prejuicios— para enseñarle algunas lecciones importantes. 

En primer lugar, no debía llamar impuro a alguien que Dios había hecho limpio y debía recordar que Dios ofrece salvación para todos (Hechos 10:15, 34-35). En segundo lugar, si Dios no tiene prejuicios, tampoco los debemos tener nosotras. Pedro era un hombre de principios, pero sus tradiciones religiosas amenazaban eclipsar la verdad que se encuentra en Jesús. ¿Tienes prejuicios contra algunas personas, aun algunos muy sutiles? El  prejuicio puede ser una barrera grande para que estemos dispuestas a compartir el evangelio con gente que lo necesita. 

Muchas personas, al igual que Cornelio, no han rechazado a Jesús, pero todavía no han tenido la oportunidad de conocerlo. ¡Ten mucho cuidado con los prejuicios!