“Yo no pretendo que me den regalos, sino que ustedes reciban todos los beneficios de Dios por ser generosos”. Filipenses 4:17 (PDT)
Cada vez que eres generoso, inviertes en tu hogar eterno. Jesús llamó a este principio “almacenar tesoros en el Cielo”. De hecho, ¡utilizó esta frase seis veces en la Biblia! Cada vez que Jesús dice algo seis veces, es mejor que prestes atención. Si no lo haces, te perderás la bendición.
La vida no se trata de acumular cosas aquí en la Tierra. La vida se trata de acumular cosas en el Cielo. La Biblia dice que no almacenes un montón de cosas aquí en la Tierra donde los ladrones pueden robarlas y el óxido y las polillas pueden destruirlas. Guarda tu tesoro en el Cielo. Eso tiene sentido. ¿Por qué? Porque vas a pasar mucho más tiempo en el Cielo, y vas a necesitar el botín y las recompensas mucho más en el Cielo que en la Tierra. Solo tienes 80 o 100 años en este planeta, y tienes que dejar todo atrás. Pero ¡podrás disfrutar de tu tesoro en el Cielo por la eternidad!
Entonces, ¿cómo acumular un tesoro en el Cielo? ¿Cómo lo envías por adelantado?
La Biblia dice que lo haces invirtiendo en las personas. Sólo hay dos cosas que van a durar para siempre: la Palabra de Dios y las personas. Las personas pasarán la eternidad en el Cielo o en el infierno, y tu inversión en alguien podría marcar la diferencia. Dios quiere que inviertas en las personas, porque esas inversiones tienen consecuencias y recompensas eternas.
Filipenses 4:17 dice: “Yo no pretendo que me den regalos, sino que ustedes reciban todos los beneficios de Dios por ser generosos” (PDT).
Pablo escribió a los Filipenses para expresar su agradecimiento por su apoyo, pero dijo que lo que más le importaba, lo que más le alegraba, era saber que su sacrificio y generosidad estaba guardando un tesoro en el Cielo. Invirtieron en él, pero también en su hogar eterno.
Serás recompensado por todo lo que has dado con generosidad. ¿Estás dando tu tiempo? Serás recompensado en el Cielo. ¿Estás dando tu energía? Serás recompensado en el Cielo. ¿Estás dando tu dinero? Serás recompensado en el Cielo.
Reflexiona sobre esto:
¿De qué manera estás invirtiendo en el crecimiento espiritual de las personas?
¿Qué es lo que más te cuesta dar? Pídele a Dios que tengas fe para superar tu miedo o tu egoísmo y así poder experimentar Su bendición. Puede que no te pida que lo des, pero quiere que estés dispuesto a hacer lo que te pida.