Ganar la batalla contra la incredulidad - 1 Corintios 2:7-10
Estudio Biblico
La duda, plantea interrogantes. Nos hace preguntar: "¿Dios realmente dijo ...?" "¿La Palabra realmente significa ...?" La duda es a menudo el punto de entrada del diablo en nuestras mentes. Preguntas tan simples y fáciles son suficientes para darle a Satanás un lugar para atacar.
La incredulidad es mucho peor que la duda. La duda trae la pregunta, pero la incredulidad es el resultado. He visto a Satanás lanzar sus ataques contra los cristianos al plantear primero una pregunta y luego hacer que esa pregunta genere dudas. El triunfo del pecado en el Huerto del Edén comenzó así. Satanás le dijo a Eva: “¿Es posible que Dios haya dicho que no comerás de todos los árboles del huerto ? ”Génesis 3:11. Eso es sutil. Satanás no pelea con Dios ni discute con la Biblia. Simplemente plantea una pregunta y permite que nuestras mentes hagan el resto.
Cuando la pregunta llega de una manera tan simple, la respuesta obvia debe ser: "Bueno, realmente no quiso decir ..." Con esa reacción, Satanás ha establecido una fortaleza en tu mente, y se necesita poco para que se mueva. usted de allí a una falta total de fe.
He hablado con personas que se extraviaron de esa manera. Comenzaron como seguidores fieles y comprometidos de Jesucristo. Pero cuando Satanás plantó dudas e incredulidad en sus corazones, le dieron la espalda a las cosas espirituales. Un hombre dijo: "Yo era simple e ingenuo en esos días. Creía todo lo que oía. Ahora lo sé mejor". Satanás le robó su fe y, en el proceso, le robó su gozo y esperanza.
Estoy familiarizado con esta batalla. Debido a mi ministerio, algunas personas piensan que tengo todo arreglado y nunca tengo que luchar por mi fe. Les puedo decir que ningún cristiano llega a ese lugar de este lado del cielo. Tan pronto como bajamos la guardia, incluso en lo más mínimo, Satanás se acerca sigilosamente detrás de nosotros y comienza a susurrarnos sus mentiras.
Esa puede ser la razón por la que la historia de Abraham es un gran estímulo para mí. Cuando tengo mis batallas con la fe y tomando a Dios totalmente en Su Palabra, a menudo regreso y leo Romanos 4. El ejemplo de ese hombre piadoso es absolutamente asombroso para mí. En lo natural, todo parecía ir en contra de las promesas de Dios a Abraham. Estoy seguro de que los amigos de Abraham se rieron cuando dijo: Dios me dará un hijo. Los burladores de Satanás deben haber estado en su lugar todos los días, pero Abraham resistió la prueba. La Biblia dice, Él no se debilitó en la fe ... pero se fortaleció y fue fortalecido por la fe al dar alabanza y gloria a Dios (Romanos 4: 19-20 AMPC). Amo esa declaración.
Después de que el Espíritu Santo me llamó al ministerio, me sentí regocijada y humillada. Pensé: ¿Quién soy yo para que Dios me llame ? Podría pensar en cientos de razones por las que Dios debería usar a cualquier persona que no sea Joyce Meyer. Pero yo creía en su llamado y no tenía ninguna duda, no entonces.
En los meses posteriores a la llamada, sin embargo, las cosas se movieron más lentamente de lo que quería. Más veces de las que puedo contar, me encontré meditando en Abraham y las promesas que Dios le había hecho. Si un ser humano como Abraham podía creer y no tambalearse por la incredulidad, ¿por qué no podía Joyce Meyer? Peleé las batallas y, con la gracia de Dios, gané. Así es cada vez: una nueva batalla y una nueva y gozosa victoria.
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