Estudio Biblico
Todos hemos escuchado o leído la historia del Hijo prodigo. Jesús contó esta historia para responder a la crítica que los fariseos (religiosos) le estaban haciendo Lucas 15: 2.
Y cuando hablamos de esta historia por lo general hablamos de la mala actitud y del mal comportamiento del hijo menor. Pero casi nunca hemos hablado de la actitud del hijo mayor ¿ha pensado que el hermano mayor también podría ser un hijo prodigo espiritualmente hablando?
La pregunta que viene a nuestra mente sería, ¿Por qué el hijo prodigo se fue de su casa si lo tenía todo? Tenía un lugar donde vivir, un papá que lo amaba incondicionalmente, tenía buena ropa, joyas, comida, siervos que lo atendían, todo lo tenía. Pero ¿Por qué se fue de la casa si lo tenía todo? Y eso mismo nos preguntamos cuando alguien se aleja de Dios, ¿Por qué lo hace?
Uno creería que la razón por la cual el hijo menor se fue de la casa era por su deseo de pecar. Lucas 15: 13. La vida de pecado es el resultado de una vida ya lejos de Dios. Tampoco el hijo prodigo se fue por culpa de su papá, al contrario su papá fue el motivo por el cual él decidió regresar a la casa del Padre.
Ahora, si el hijo prodigo no se fue de su casa: porque quería pecar, ni tampoco por culpa de su papá. La respuesta la encontramos en Lucas 15: 25-30. El hermano mayor se enojó al ver la reacción de su Padre y en sus palabras podemos ver cierto grado de envidia, rivalidad y acusación.
Para reflexionar: la actitud del hermano mayor es aquel espíritu religioso que opera en las personas que no han recibido la revelación de la gracia de Dios. El hermano mayor se sentía un siervo más y aunque tenía todo a su disposición nunca lo podía disfrutar ¿Por qué? Por su religiosidad. Y los religiosos tratan de portarse bien para ganarse el favor de Dios, pero no dependen de la gracia de Dios para vivir.
¿Puedes disfrutar los beneficios de estar en la casa del Padre?
15:12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
15:13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
15:14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15:15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
15:16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
15:17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
15:18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
15:19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
15:20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
15:21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
15:22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
15:23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
15:24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
15:25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
15:26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
15:27 El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
15:28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
15:29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
15:30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
15:31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
15:32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.