Proverbios 14:1 “La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.”
A muchas de nosotras nos gusta hablar de la mujer virtuosa, pero ¿quién es ella? Dice Proverbios 31 que es una mujer difícil de encontrar y es porque ella de verdad tiene una relación íntima con el Creador. Una mujer prudente y piadosa. Por eso es corona de su marido, porque honra a su esposo, continuamente manifiesta su admiración por él. Ese hombre es reconocido por los demás porque su amada mujer le hace brillar también. Ella edifica su casa.
Tú y yo decidimos ser ese tipo de mujer. ¿Quieres que tu esposo sea visto con respeto? Hónralo primero, sírvele con amor; se feliz y agradecida con el esposo que Dios te dio, o que en muchos casos elegimos nosotras. Cuando mostramos reverencia y respeto; los demás también lo harán, y serán un matrimonio ejemplar. “De Jehová es la mujer prudente” (Prov. 19:14).
Veamos ahora lo que nos impide ser una mujer virtuosa:
Carcoma: pudrición
Necia: indiscreta, insensata, locura.
Así nos ve Dios cuando decidimos ir en contra de Su diseño. A nadie le agrada tomar un fruto podrido, o hablar con una persona que repite lo mismo para causar molestia (gotera), que lastima los oídos y podría hacernos enloquecer. Implacable por su terquedad y amargura.
La mujer sabia edifica, construye, levanta. Está atenta a las necesidades de su esposo, hijos, casa. ¿Nos quejamos constantemente? ¿Pasamos más tiempo viendo programas de televisión, internet o fuera de nuestros hogar? ¿Invertimos más tiempo en lo secular? La mujer sabia, sabe lo que es mejor para su familia, se esfuerza en lo que cocina, mantiene una sonrisa aun en las dificultades. Ella sirve con amor, porque se sometió primero al único Dios y reconoció su rol.
La soberbia, la que escucha más lo que el mundo le dice, la feminista, la que se cree independiente, será la que derribe su hogar perdiendo así a sus hijos y su esposo. Viviendo en amargura y dolor por el resto de su vida, en la soledad. Todo porque no quiso ser una mujer en su esplendor. Hermana, sé que los quehaceres diarios cansan; pero ve hacia quien te sostiene.
Dile a Dios cómo te sientes; pero déjale trabajar en tu vida. Cuando tú permaneces fiel allí en tu hogar, en tu primer ministerio, entonces te recompensara por tu labor. “Haced todo como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23-24).¿Qué tipo de mujer escogeremos ser hoy: sabia o necia?
Al Único y Sabio Dios
Jess Morgan