Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el SEÑOR se le apareció y le dijo: “Yo soy El-Shaddai, ‘Dios Todopoderoso’. Sírveme con fidelidad y lleva una vida intachable. Yo haré un pacto contigo, por medio del cual garantizo darte una descendencia incontable”.
GÉNESIS 17:1-2
Qué importa el nombre? ¡Significa seguridad, instrucción y una invitación para confiar en lo que es revelado! “Yo soy el Dios Todopoderoso,” dijo El-Shaddai, el Dios que es suficiente.
Eso fue una novedad para Abraham, pero en ese momento él necesitaba buenas noticias. Sabía muy bien que tenía noventa y nueve años de edad, y que hacía años que había pasado la edad de tener descendientes que llegarían a ser “muchas naciones” (Génesis 17:6); inclusive uno solo sería un milagro. Sin embargo, Dios le estaba diciendo que le iba a dar un hijo. El hecho de que su esposa tampoco era joven añadió a su confusión. Abraham sabía que tenía una gran oportunidad de saber si Dios era tan grande y poderoso como lo indicaba su nombre. De seguro que así fue. Abraham creyó lo que le dijo El Shaddai, y ¡Sara concibió! Dios le había dicho que él era quien lo cuidaría, lo fructificaría, le supliría, el que le traería satisfacción: Abraham y Sara lo comprobaron por sí mismos.
¿Qué situación imposible estás enfrentando? ¿Parece tan “muerta” como la matriz de Sara, tan imposible como que un hombre de noventa y nueve años de edad pueda engendrar un hijo? El-Shaddai te dice que él puede hacer que lo imposible sea posible. “Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete” (Romanos 4:20-21Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido ).
¡Dios cumple sus promesas!