Estudio Biblico
Cuando piensa en la perseverancia, ¿qué le viene a la mente? Por lo general, la asociamos con la persistencia a través de las dificultades, como la mentalidad de un maratonista que se esfuerza por superar el dolor para terminar la carrera. Vimos que Hebreos 12.1 nos anima a correr con este tipo de determinación. Lo cual implica que enfrentaremos dificultades y sufrimiento a lo largo de la vida de fe.
Nuestra meta debe ser permanecer fieles y obedientes a Cristo en cada situación. Eso es posible porque sabemos que nuestro sufrimiento es temporal y que tenemos una herencia esperándonos en el cielo. Pero mientras tanto, necesitamos tener la actitud correcta. ¿Debemos murmurar y quejarnos durante todo el camino al cielo? ¡Por supuesto que no!
El escritor de Hebreos elogió por su actitud gozosa a los cristianos que sufrían. No disfrutaban del dolor ni de las dificultades, pero sabían que todo era parte del plan de Dios para su bien y que, en última instancia, tendrían una gran recompensa en el cielo.
Nosotros también podemos soportar las dificultades con gozo en el Señor, quien nos conforta y fortalece en medio de ellas, y promete llevarnos con seguridad a la gloria.
10:33 por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante.
10:34 Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.
10:35 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
10:36 porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
10:37 Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
10:38 Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
10:39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.