Los momentos de tentación - 1 Corintios 10:6-13
Estudio Biblico
Todos luchamos con la tentación. De hecho, incluso Cristo fue tentado, pero resistió y nunca pecó. De esto se desprende claramente que ser tentado en sí no es pecado. Sin embargo, si dejamos que la tentación eche raíces en nuestros pensamientos, nos dirigimos hacia el pecado. Sin duda alguna, llevar a cabo un mal deseo es pecado, pero la Biblia nos dice que abrigar deseos perversos también lo es (Col 3.5).
Entonces, ¿de dónde viene el impulso de pecar? La fuente es triple: la tentación proviene de nuestros propios deseos (Stg 1.14), del diablo (Mt 4.1), y del sistema del mundo organizado bajo la autoridad de Satanás (1 Jn 5.19). Hasta que Cristo regrese, la humanidad vivirá en su condición caída, y seremos tentados por los intereses indulgentes y las trampas de Satanás para apartarnos del Señor.
Las maneras en que somos tentados no nos pasan solo a nosotros; otros han enfrentado situaciones similares. Aunque Dios no promete ponernos a salvo de todas las tentaciones, las limita y proporciona una vía de escape para que podamos resistir sin pecar.
Siempre que algo le tiente, acérquese con sumisión a Dios y resista al diablo (Stg 4.7, 8). Luego pídale al Señor la gracia y las fuerzas para mantenerse firme.
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