El Libro de Proverbios es un Libro de Promesas. Las promesas deben ser proverbios para el pueblo de Dios. Esta promesa es muy notable. Estamos acostumbrados a pensar en nuestras buenas cosas como reversibles, pero aquí se nos dice que las tendremos en posesión.
Ni toda la malicia y la astucia de nuestros enemigos pueden obrar nuestra destrucción: ellos caerán en el hoyo que han cavado. Nuestra herencia está tan vinculada a nosotros que no seremos privados de ella, ni seremos desviados del camino como para no encontrarla.
Pero, ¿qué tenemos ahora? Tenemos una conciencia tranquila por medio de la sangre preciosa de Jesús. Tenemos el amor de Dios fijado en nosotros más allá de todo cambio. Tenemos poder con Dios en la oración, en todo tiempo de necesidad. Tenemos la providencia de Dios que nos vigila, los ángeles de Dios que nos ministran, y, sobre todo, el Espíritu de Dios que mora en nosotros. De hecho, todas las cosas son nuestras: “Sea lo presente, sea lo porvenir, todo es vuestro.” Jesús es nuestro. Sí, la divina Trinidad en Unidad es nuestra. Aleluya. No debemos desfallecer ni gemir, ni escatimar ni trabajar como esclavos, puesto que tenemos la posesión de cosas buenas. Vivamos de nuestro Dios y regocijémonos en Él todo el día. ¡Ayúdanos, oh Espíritu Santo!
Por Charles Spurgeon