Estudio Biblico
En promedio, las estadísticas de infidelidad aseguran que el 60% de los hombres son infieles frente al 40% de las mujeres que siguen sus pasos. Un estudio sobre infidelidad matrimonial asegura que entre un 45 y un 55% de las mujeres casadas son infieles. Es decir, 5 de cada 10 mujeres son infieles.
Otro estudio señala que un 56% de los varones no rechaza una aventura cuando se presenta la oportunidad. Se trataría de hombres que, en general, tienen un matrimonio estable.
Por otra parte, El 29% de los hombres entre 45 y 54 años estaba de acuerdo con la idea de tener una relación paralela al matrimonio, los encuestados entre 18 y 24 años sólo lo estaban en un 15%.
Muchas personas creen que tener una aventura amorosa es una experiencia única y maravillosa; esto es lo que nos ha mostrado el mundo y la mayoría de programas de televisión. Pero la Biblia y Dios nos enseñan algo totalmente contrario.
El pasaje de hoy nos habla que son más las consecuencias funestas de la infidelidad que los beneficios: Se destruye el honor, se desperdician años de vida, se echan a perder los bienes que tanto trabajo cuestan acumular, se enferma el cuerpo, produce remordimiento y finalmente produce muerte. Vs 7-14.
En contraste, Dios recompensa con felicidad y seguridad la fidelidad conyugal. Vs 5-20. Esto se debe a que el Señor castiga a los impíos y bendice a los que hacen el bien. Vs 21-23.
Para reflexionar: el deleitarse o complacerse con la esposa de uno, es el mejor antídoto contra la tentación de ceder ante la mujer extraña. El proverbista quiere que solo bebamos las aguas de nuestro cónyuge. Vs 15-19.
5:2 Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia.
5:3 Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;
5:4 Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos.
5:5 Sus pies descienden a la muerte; Sus pasos conducen al Seol.
5:6 Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.
5:7 Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.
5:8 Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa;
5:9 Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel;
5:10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;
5:11 Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,
5:12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión;
5:13 No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
5:14 Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación.
5:15 Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo.
5:16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas?
5:17 Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.
5:18 Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,
5:19 Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.
5:20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?
5:21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.
5:22 Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
5:23 El morirá por falta de corrección, Y errará por lo inmenso de su locura.