Estudio Biblico
DÍA SIN IVA A DÍA CON PRÓJIMO COLOMBIANO
Por: Federico Suarez
Ha llegado el tercer gran día sin IVA para la “reactivación económica” que han promovido como un salvavidas del 2020 pero que realmente nació hace un año un poco antes que apareciera la pandemia.
Este gran salvavidas aparece nuevamente como una esperanza, pero ¿para quién?
Sin lugar a dudas muchas personas saldrán beneficiadas cómo compradoras de productos que se ofertan en este momento. Sin embargo, también hay que aclarar que de todos los comerciantes no son muchos los que se beneficiaran de la demanda de compradores, por la sencilla razón, cómo es bien sabido, que la mitad de los trabajadores en Colombia tienen un trabajo y/o comercio informal, sumado a ello, no a todos los productos se les rebajará el IVA. En ese sentido, vemos que tan solo unos pocos se beneficiarán con la prima adelantada a muchos.
Estos muchos reciben este tercer día no solo en medio de un año de pandemia donde es preciso seguir cuidando la vida, también llega en medio de unos días de catástrofe nacional. En este contexto vale la pena preguntarse ¿Cuáles son los bienes esenciales que saldremos a comprar?
Hoy las necesidades esenciales de la comida, la bebida y la vivienda que hemos tenido en la pandemia han pasado de ser individuales y familiares a nacionales. Han traspasado nuestras puertas de familias nucleares para mirarnos como una gran familia extendida. Hoy tenemos que decidir si vamos a cometer el pecado social de comprar un televisor para mirar desde él el hambre de Colombia, o vamos a usar ese dinero para ayudar a calmar esa necesidad esencial.
Hoy la historia que Jesús nos narró tiene relevancia nacional, aquella vez que Jesús respondiendo a la pregunta de quién era el prójimo, nos contó de un hombre que fue asaltado, herido y dejado medio muerto en medio del camino de Jerusalén a Jericó, que por allí pasaron primero un sacerdote y luego un levita, y que estos dos lo vieron, pero pasaron de largo.
Pero también nos contó que un samaritano que al pasar además de verlo tuvo compasión de él. Esa compasión lo llevó a acercarse, a vendar sus heridas con los recursos que tenía a la mano, a trasladarlo usando su medio de trasporte, a brindarle un techo en un lugar de hospedaje y allí lo cuidó toda una noche, y al siguiente día se lo encargó al encargado de aquel lugar pagándole el equivalente a dos días de salario, además de prometer regresar a pagar lo que hubiera gastado de más.
Jesús con esta historia no solo responde la pregunta de quién es mi prójimo, también responde una pregunta que nos responsabiliza: ¿de quién soy prójimo?
Esta responsabilidad de ser prójimo del prójimo está basada en el amor a él; este amor se deja ver en la compasión por los que están con necesidad en el contexto del camino donde quedó alguien sin sus pertenencias, herido y medio muerto. Pero hace una comparación entre tres tipos de personas, preguntando quién de los tres fue el prójimo de aquel hombre en vulnerabilidad.
Hoy (también desde antes) en el contexto del camino de Colombia tenemos miles de personas despojadas de sus techos, enceres, comida… heridas y medio muertas. Del otro lado están dos tipos de espectadores: los pasivos indolentes y los activos compasivos.
Y hoy esta historia nos vuelve a preguntar: ¿Quién es el prójimo de los que cayeron en medio de las catástrofes “naturales” y humanas en Colombia? ¿seremos de los pasivos indolentes que pasamos de largo de canal en canal viendo el amarillismo de los medios con el nuevo televisor que compramos en el día sin IVA? o ¿seremos de los activos compasivos que nos atrevemos a parar y al menos usar uno o dos días de salario para atender a nuestros hermanos en necesidad?
Hoy la Palabra nos vuelve a preguntar: ¿Quién será el prójimo de los colombianos en necesidad?
Que ante el llamado de Jesús: “ve y has tú lo mismo” ojalá podamos responder afirmativamente yendo a hacer en nuestra Colombia lo mismo del hombre de esta historia.
Con cariño:
Federico Suarez
10:26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
10:27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
10:28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
10:29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
10:30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
10:31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
10:32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
10:33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
10:34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
10:35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
10:36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
10:37 El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.