Estudio Biblico
En el libro de los jueces encontramos un ciclo que se repite en la historia del pueblo de Dios de aquel entonces:
· Comienza con un declive en la vida espiritual alejándose de Dios.
· Dios permite que naciones enemigas los opriman.
· Claman a Dios pidiéndole su intervención.
· Dios levanta un juez (un líder) que los defienda.
Y esta era la constante durante más de 100 años. Esta historia se desarrolla alrededor de una mujer protagonista que se levanta a liderar ante la ausencia del liderazgo masculino; dicha mujer, se llamada Débora: profetisa y juez; pero también era conocida como la madre de Israel. Jueces 5: 7.
Esto para decirles, que toda mujer espera que el hombre ejerza el liderazgo de la familia y del hogar. Es decir tome la iniciativa y tome las decisiones que beneficien a toda la familia. Jamás va a querer a un hombre pasivo y fácilmente influenciable.
Esto sería el ideal, hombres líderes, hombres responsables, que ejercen su papel establecido por Dios dentro de la familia. Pero ¿Cuál es la realidad? La triste realidad es que cada vez aumentan más los hombres que abandonan sus familias y esto produce que más mujeres se conviertan en madres cabeza de familia.
El caso de Débora es el caso de una mujer donde su esposo no ejercía el liderazgo. Y ella no toma el liderazgo porque quiera, ni tampoco lo usurpa, sino al ver que el hombre no quiere, Dios levanta a la mujer. No es el ideal (porque el ideal es que el hombre ejerza su liderazgo) pero es la realidad.
Para reflexionar: Dios también usa a las mujeres cuando el hombre no responde. Los planes de Dios no se verán limitados si los hombres no toman la decisión de dejarse usar. Yo puedo imaginarme a esta mujer orando, intercediendo: “señor levanta un profeta, levanta un líder estamos cansados de tanta opresión.” ¿Y mientras tanto los hombres que?
4:2 Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim.
4:3 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.
4:4 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot;
4:5 y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.
4:6 Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón;
4:7 y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos?
4:8 Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré.
4:9 Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.