Estudio Biblico
Llegamos ahora al estudio de esa poderosa experiencia que fue responsable del milagroso crecimiento de la iglesia cristiana en los años apostólicos y post-apostólicos, y que ha sido la causa principal del avivamiento dinámico que ha movido al mundo desde el comienzo del siglo XX y que en términos numéricos, es el mayor avivamiento que el mundo ha experimentado.
La obra principal del Espíritu Santo es exaltar a Cristo. Pero también Cristo ha provisto una plenitud del Espíritu que va más allá de la experiencia del nuevo nacimiento. La promesa más grande al mundo entero es, por supuesto: “… para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16); pero la más grande promesa a la Iglesia es “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” (Hch. 1:8).
El bautismo con el Espíritu Santo es el secreto del poder en la iglesia. Es la mayor necesidad que tenemos, a fin de que el mensaje de salvación pueda ser proclamado con la unción divina y así asegurar su éxito. El Bautismo con el Espíritu Santo es una experiencia definitiva, posterior a la salvación, en la cual el Espíritu Santo viene sobre el creyente para ungirlo y energizarlo a favor de un ministerio especial. Esta experiencia se describe en el nuevo testamento como el Espíritu “cayendo sobre”, “viniendo sobre”, o “derramado sobre” el creyente en forma repentina y sobrenatural.
No podemos hacer la obra de Dios sin el poder del Espíritu Santo. El evangelio es poder de Dios, no basta con enseñar también es necesario hacer y las obras se hacen mediante el poder del Espíritu Santo. 1:1.
1:2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;
1:3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
1:4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
1:5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.