Vv. 9—17. El Esposo elogia con altura a su esposa. A la vista de Cristo, los creyentes son lo excelente de la tierra, aptos instrumentos para fomentar su gloria. Los dones y las gracias espirituales que Cristo otorga a todo creyente verdadero, son descritos por los ornamentos entonces en uso, versículos 10, 11. —Las gracias de los santos son muchas, pero dependen unas de otras. Aquel que es el Autor será el Consumador de la buena obra. La gracia recibida de la plenitud de Cristo brota como ejercicio vivo de la fe, el afecto y la gratitud. Pero Cristo, no sus dones, es más precioso para ellos. La palabra traducida “alheña” significa “expiación” o “propiciación”. Cristo es caro para todos los creyentes, porque Él es la propiciación de sus pecados. Ningún pretendiente debe ocupar el lugar de Él en el alma.
Ellos resolvieron alojarlo en su corazón toda la noche; durante la continuación de los problemas de la vida. —Cristo se deleita en la buena obra que su gracia ha llevado al alma de los creyentes. Esto debiera comprometer a todos los que son hechos santos para estar muy agradecidos por la gracia que ha hecho justos a quienes, por naturaleza, eran deformes. La esposa (el creyente) tiene ojo humilde y modesto, que descubre la sencillez y la piadosa sinceridad; ojos iluminados y guiados por el Espíritu Santo, esa tórtola bendita. La Iglesia expresa su valor por Cristo. Tú eres el gran Original, pero yo no soy sino una mala copia imperfecta. Muchos son lindos de mirar, pero sus temperamentos los vuelven desagradables; pero Cristo es bello y agradable.
El creyente, versículo 16, habla alabando las ordenanzas santas en que los creyentes verdaderos tienen comunión con Cristo. Sea que el creyente esté en los atrios del Señor o en el retiro; sea que esté en sus labores diarias o confinado en el lecho de enfermo o aun en un calabozo, el sentido de la presencia divina convertirá el lugar en un paraíso. Así, pues, el alma, teniendo comunión diaria con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, disfruta de una esperanza viva de una herencia incorruptible, inmarcesible y eterna, arriba.