Vv. 1—5. El estado matrimonial debe ser un descanso, tanto como pudiera serlo todo en la tierra,
puesto que debe dejar fijo el afecto y establecer una relación para toda la vida. Por tanto, debe
emprenderse con gran seriedad, con oración sincera pidiendo dirección, la bendición de Dios, y con
sumisión a sus preceptos. Los padres deben aconsejar cuidadosamente a sus hijos en este importante
asunto para que todo les salga bien a ellos y a sus almas. Recuérdese siempre que lo mejor para
nuestra alma es lo mejor para nosotros. —El procedimiento que le aconsejó Noemí nos parecerá
extraño, pero era conforme a las leyes y costumbres de Israel. Si la medida propuesta hubiera
parecido mala, Noemí no la hubiera sugerido. La ley y la costumbre dieron a Rut, que ahora era
prosélita de la verdadera religión, un derecho legal sobre Booz. Era costumbre que las viudas
ejercieran ese derecho, Deuteronomio xxv, 5–10. Pero esto no se registra para que sea imitado en
otras épocas y no tiene que juzgarse según las reglas modernas. Si hubiera habido algo malo en ello,
Rut era mujer altamente virtuosa y sensata como para haberle prestado atención.