Comentario de Matthew Henry | Josue 8:23-35 | 0 | 1634
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Comentario Josué 8:23-35. La destrucción de Hai y su rey. - Lectura de la ley en Ebal y Gerizim. - Josue 8:23-35

Estudio Biblico

Vv. 23—29. Dios, el Juez justo, había sentenciado a los cananeos por su impiedad; los israelitas
sólo ejecutaron la sentencia. Nada de la conducta de ellos puede mostrarse como ejemplo para los
demás. Sin duda, hubo razón especial para la severidad con el rey de Hai; probablemente haya sido
notablemente impío, vil y blasfemo contra el Dios de Israel.

Vv. 30—35. En cuanto Josué llegó a los montes Ebal y Gerizim, sin tardanza y sin preocuparse
por el estado de Israel, que aún no se establecía ni de sus enemigos, confirmó el pacto del Señor con
su pueblo, según se había indicado, Deuteronomio xi y xxvii. No debemos pensar en diferir el pactar
con Dios hasta que estemos establecidos en el mundo; tampoco ningún asunto debe impedir que
demos importancia y busquemos la única cosa necesaria. La forma de prosperar es empezar por
Dios, Mateo vi, 33. Ellos edificaron un altar y ofrecieron sacrificio a Dios, como señal de su
dedicación a Dios, como sacrificio vivo en su honor, en un Mediador y por medio de Él. Por el
sacrificio del mismo Cristo por nosotros, tenemos paz con Dios. —Gran misericordia para cualquier
pueblo es tener la ley de Dios por escrito y es propio que la ley escrita esté en idioma conocido para
que pueda ser vista y leída por todos los hombres.

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PASAJE BIBLICO

Josue 8
8:23 Pero tomaron vivo al rey de Hai, y lo trajeron a Josué.

8:24 Y cuando los israelitas acabaron de matar a todos los moradores de Hai en el campo y en el desierto a donde los habían perseguido, y todos habían caído a filo de espada hasta ser consumidos, todos los israelitas volvieron a Hai, y también la hirieron a filo de espada.

8:25 Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.

8:26 Porque Josué no retiró su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo a todos los moradores de Hai.

8:27 Pero los israelitas tomaron para sí las bestias y los despojos de la ciudad, conforme a la palabra de Jehová que le había mandado a Josué.

8:28 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón de escombros, asolada para siempre hasta hoy.

8:29 Y al rey de Hai lo colgó de un madero hasta caer la noche; y cuando el sol se puso, mandó Josué que quitasen del madero su cuerpo, y lo echasen a la puerta de la ciudad; y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy.

8:30 Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal,

8:31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

8:32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

8:33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel.

8:34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.

8:35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.

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