Estudio Biblico
En el libro de los Hechos, Pablo se destaca como el predicador y el pastor más prominente. Es por eso que tendemos a pasar desapercibidos los nombres de otras personas que se mencionan solo brevemente. Un ejemplo es Aristarco, uno de los hombres que fue arrastrado al teatro de Éfeso durante un disturbio. Pablo era el blanco de la disputa, pero Aristarco fue también víctima de la hostilidad.
¿Quién fue Aristarco? Aunque no es muy conocido, en realidad se menciona cinco veces en el Nuevo Testamento. Sabemos que era de Tesalónica y que acompañó a Pablo en su tercer viaje misionero camino a Jerusalén (Hch 20.4). La siguiente vez que aparece en la Biblia (Hch 27.2) está abordando una nave con Pablo, quien en ese momento estaba siendo llevado a Roma como prisionero. En el mar, Aristarco y Pablo sufrieron un naufragio. Las últimas menciones de Aristarco son como compañero de prisión de Pablo en una cárcel romana y como compañero en el ministerio (Col 4.10; Fil 1.24).
Casi todas las referencias a Aristarco implican sufrimiento por Cristo. Pero este no es un concepto popular hoy en día. Queremos un Salvador que nos haga la vida fácil, cómoda y próspera. Sin embargo, ese no es el mensaje que Cristo predicó, ni el ejemplo que dieron Pablo y Aristarco. Como escribió el apóstol: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti 3.12).
Aunque la mayoría de nosotros no esté viviendo las dificultades que sufrieron Pablo y Aristarco, debemos estar dispuestos a permanecer firmes por Cristo ante el rechazo, el ridículo, la tergiversación, la discriminación e incluso la hostilidad. ¿Está usted dispuesto a sufrir por Cristo?
19:24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices;
19:25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza;
19:26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.
19:27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.
19:28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
19:29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.
19:30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron.
19:31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro.