Vv. 1—9. Aunque el camino del error es un camino dañino, muchos son los que siempre están listos
para andar por él. Cuidémonos de no dar ocasión al enemigo para que blasfeme el santo nombre por
el cual somos llamados o que hablen mal del camino de la salvación por Jesucristo, que es el
Camino, la Verdad y la Vida. —Estos seductores usan palabras fingidas, y engañan los corazones de
sus seguidores. Los tales ya están condenados y la ira de Dios está sobre ellos. El método habitual de
Dios para proceder se muestra con ejemplos. Los ángeles fueron derribados de toda su gloria y
dignidad, por su desobediencia. Si las criaturas pecan, aun en el cielo, deben sufrir en el infierno. El
pecado es la obra de las tinieblas, y las tinieblas es la paga del pecado. —Nótese cómo trató Dios al
mundo antiguo. El número de ofensores no procura más favor que su calidad. Si el pecado es
universal, el castigo se extenderá por igual a todos. —Si en un terreno fértil la gente abunda en
pecado, Dios puede volver de inmediato una tierra fértil en estéril, y un país bien regado en cenizas.
No hay planes ni políticos que puedan impedir los juicios para un pueblo pecador. El que evita que
el agua y el fuego dañen a su pueblo, Isaías xliii, 2, puede destruir también a sus enemigos; ellos
nunca están a salvo. —Cuando envía destrucción al impío, Dios manda liberación para el justo. En
malas compañías no podemos obtener sino culpa o tristeza. Que los pecados de los demás sean
tribulación para nosotros. Pero es posible que los hijos del Señor vivan entre los más profanos, pero
retengan su integridad; hay más poder en la gracia de Cristo y su morada en ellos que en las
tentaciones de Satanás, o que en el ejemplo del malo, con todos sus terrores o seducciones. En
nuestras intenciones e inclinaciones a cometer pecado podemos encontrarnos con raros
impedimentos, si los notamos. Cuando pretendemos hacer el mal, Dios envía muchas estorbos para
detenernos, como diciendo: Cuidado con lo que hacéis. —Su sabiduría y poder lograrán con toda
seguridad los propósitos de su amor, y los compromisos de su verdad; aunque los impíos suelen
escapar del sufrimiento aquí, es porque son conservados para el día del juicio, cuando serán
castigados con el diablo y sus ángeles.