Vv. 18-25. Los criados de aquellos tiempos por lo general eran esclavos, y tenían amos paganos,
que solían utilizarlos con crueldad; pero el apóstol les instruye que se sometan a sus amos puestos
sobre ellos por la providencia, con el temor de deshonrar u ofender a Dios. No sólo a los agradados
con el servicio razonable, sino con los severos y con los que se enojan sin causa. La mala conducta
pecaminosa de una persona no justifica la conducta pecaminosa de la otra; el siervo tiene que
cumplir su deber aunque el amo sea pecaminosamente perverso y malo. Pero los amos debieran ser
mansos y buenos con sus siervos e inferiores. —¿Qué gloria o distinción habría en que los cristianos
profesos sean pacientes cuando se les corrigen sus faltas? Pero si cuando se comportan bien y son
maltratados por los amos paganos, soberbios y apasionados, lo soportan sin quejas sin ira y sin
propósitos de venganza, y perseveran en su deber, esto será aceptable para Dios como efecto
distintivo de su gracia y será recompensado por Él. —La muerte de Cristo tenía el propósito no sólo
de ser ejemplo de paciencia en los sufrimientos, sino de llevar nuestros pecados; soportó el castigo
de ellos, y con ello satisfizo la justicia divina. Por ello, nos los quita. Los frutos de los sufrimientos
de Cristo son la muerte del pecado, y una nueva vida santa de justicia; de ellas tenemos ejemplo,
motivaciones poderosas, y capacidad para cumplirlos, por la muerte y resurrección de Cristo.
Nuestra justificación: Cristo fue molido y crucificado como sacrificio por nuestros pecados, y por
sus llagas fueron curadas las enfermedades de nuestra alma. —Aquí está el pecado del hombre: él se
descarría y esto es su propio acto. Su desgracia: él se aleja del redil, del Pastor y del rebaño, y, así, se
expone a peligros sin cuenta. Aquí está la recuperación por la conversión; ahora vuelven como
efecto de la gracia divina. De todos sus errores y descarríos regresan a Cristo. Los pecadores siempre
están descarriados antes de su conversión; la vida de ellos es un error continuo.