Estudio Biblico
En las primeras semanas de mis estudios en el seminario, un estudiante de doctorado me invitó a su habitación en la residencia de la institución. Cuando llegué, hizo que me sentara, puso una Biblia griega en mis manos, y dijo: “Me di cuenta de que te referiste al Espíritu Santo como una “cosa”, mientras cenábamos esta noche. Él no es una “cosa”. Este hombre me condujo luego por todos los versículos del Nuevo Testamento que tienen que ver con la tercera persona de la Trinidad. Una hora más tarde, dijo: “Lo único que quiero que recuerdes es que el Espíritu Santo es una persona”.
El Espíritu de Dios posee tres características: inteligencia, voluntad y emociones. Para demostrar estos puntos, le guiaré a algunos versículos del Nuevo Testamento, así como el estudiante de doctorado me guió a mí. Primera a los Corintios 2.10, 11 dice que el Espíritu conoce los pensamientos de Dios y nos revela la verdad. Más adelante en el mismo libro, se le identifica como Aquel que decide el(los) don(es) espiritual(es) de cada creyente (12.7-11). Por último, los sentimientos del Espíritu Santo se revelan en versos como Romanos 15.30, que habla de su amor; y Efesios 4.30, que amonesta en contra de entristecerlo.
Piense, también, en que Jesús habló de un Consolador o Ayudador que vendría después de Él (Jn 14.16, 26). Ayudar y consolar a otros son acciones de una persona, como es también enseñar —estas son algunas de las actividades fundamentales del Espíritu Santo.
El Espíritu es una parte de la Trinidad, y si usted es creyente, Él está con ustedes ahora mismo. Dios le ha dado su Espíritu como un Ayudador especial —uno que es más unido que un hermano (Pr 18.24).